LLUÍS COMPANYS, ¿MÁRTIR O CRIMINAL DE GUERRA? (II)
2. Represión en la retaguardia durante la Guerra Civil y destrucción del patrimonio artístico de Cataluña bajo Companys.
Companys en el centro de la foto (Tarradellas a su izquierda) con el Comité de Milicias Antifascistas
Una vez controlado el golpe militar y comenzada la Guerra Civil, Companys permaneció siempre en la Presidencia de la Generalitat, encabezando gobiernos en los que su partido, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), dispuso siempre de mayoría. Además, Companys consiguió en agosto de 1936 que el Parlamento de Cataluña aprobara un decreto que traspasaba todas sus competencias al Gobierno de la Generalitat, un autogolpe de Estado en toda regla que liquidó el parlamentarismo y concentró el poder en su persona. Por consiguiente, es el máximo responsable político de la represión criminal desatada en la retaguardia, así como de las penas de muerte aplicadas arbitrariamente, que firmó de su propia mano y con el sello de presidencia en muchas ocasiones.
Croquis del Campo de Trabajo nº 4 en Concabella (Lérida)
Dicha represión se tradujo en la existencia de al menos seis campos de concentración republicanos en Cataluña: campo de trabajo nº 1, situado en el Pueblo Español de Montjuïch; campo de trabajo nº 2, situado en Hospitalet de l’Infant. Este tenía un campo accesorio en Tivissa; campo nº 3, situado en Omells de Na Gaia; campo nº 4, situado en Concabella; el número 5 estaba en Ogern; y el campo de trabajo nº 6 en Falset, con campos accesorios en Cabassers, Gratallops, la Figuera y Porrera.
Campo de prisioneros en Barbens (Plana de Urgel, Lérida), filial del Campo de Trabajo número 4 trasladado desde Concabella
En ellos se obligaba a los presos a realizar trabajos forzados. Así, el campo número 2, situado en Hospitalet de l’Infant, debía abastecer de fuerza de trabajo para las obras de fortificación en el Coll de Balaguer, realizadas en la primavera de 1938 según el proyecto del general Vicente Rojo http://www.griegc.com/2019/01/01/el-campo-de-prisioneros-no2-de-lhospitalet-de-linfant/#_ftnref2 . Si se negaban a colaborar, los prisioneros podían ser asesinados directamente, como sucedió en el campo de Omells de Na Gaia (Lérida), donde 21 presos sufrieron dicha suerte cuando intentaron eludir el trabajo, aduciendo que padecían enfermedad y hambre. Y, de todos modos, las condiciones de trabajo eran tan duras que muchos prisioneros morían ineluctablemente. En Hospitalet de l’Infant se estableció una fosa común para ellos, situada donde actualmente se encuentra el acceso a la Central Nuclear Vandellós II. Ninguna placa en el lugar recuerda este hecho.
Mapa de situación del campo de prisioneros en Hospitalet de l’Infant (Tarragona)
En la Barcelona de Companys llegó a haber 46 checas durante la guerra, prisiones irregulares dependientes de los diversos grupos políticos que integraban el Frente Popular, donde se trasladó a miles de elementos desafectos para ser interrogados, previa tortura física y psicológica, a menudo con métodos de un refinado salvajismo. Destacó, en ese sentido, la checa de la calle Vallmajor, diseñada por Alfonso Laurencic https://www.youtube.com/embed/ix_iPxCh-NI . Muchos de los prisioneros murieron asesinados por procedimientos atroces.
El Gobierno de Companys no hizo nada para detener estos crímenes y proteger a las víctimas. Es más, el partido de Companys, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), dispuso de sus propias checas; concretamente, la situada en la calle Carolinas 18 de Barcelona, centro de detención y tortura de las patrullas de control de la sección séptima, que solía actuar en los barrios de Gracia y San Gervasio.
Mucho más numerosos fueron aún los crímenes cometidos por las patrullas de control en la retaguardia, las cuales asesinaron a sangre fría a más de 8.000 ciudadanos que no había cometido más delito en muchos casos que estar integrados en asociaciones católicas, simpatizar con las derechas políticas o asistir a misa con asiduidad, motivos suficientes para que su nombre apareciera en las listas negras de los Comités de Milicias (Lista completa de muertos bajo el gobierno de Companys en Barraycoa, J.: Los (des)controlados de Companys. Libros Libres, Barcelona, 2017, pp. 325-385. https://somatemps.me/2016/07/19/listado-completo-de-los-mas-de-8-000-catalanes-asesinados-durante-elmandato-de-companys-1936-39/). César Alcalá, en su último y reciente libro (La cobardía de ERC, los diez primeros meses de la guerra civil), expone que la mayoría de los cadáveres fueron inscritos en el registro con “causa de la muerte” muy diferente a la real. Por consiguiente, la cifra exacta sería muy superior, calculándola dicho autor en un mínimo de 26. 600 muertos.
El número de patrulleros adscrito a cada grupo político o sindical oscilaba en función de la fuerza y representatividad de cada una de las organizaciones. Como media, el 26 % de los miembros de estos grupos criminales pertenecían a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y grupos republicanos afines, según documenta José Luis Martín Ramos (Guerra y revolución en Cataluña 1936-1939). La Generalidad pagaba a cada patrullero 12 pesetas al día, un salario más que correcto para la época, lo que convertía al Gobierno de Companys en patrono de estos hombres y responsable directo de su comportamiento. No era el único ingreso que percibían, pues era habitual que los patrulleros se quedaran una parte del botín de las requisas a las iglesias y particulares que, teóricamente, debía ir íntegro a la Conselleria d’Economia. Otra parte del botín era entregada a los responsables de la CNT-FAI y trasladada “a un almacén frente al Ateneo Colón en Pueblo Nuevo para clasificar todas las piezas de valor requisadas, se separaban las de plata, las de oro, las de latón, etc. Muchos de los objetos que eran de metal precioso se fundieron para la formación de lingotes de metales preciosos o se revendieron. Los lingotes se guardaban en cajas que eran trasladadas a la frontera mediante camiones, para ser vendidos en el extranjero. Según los jefes, el dinero de su venta servía para obtener fondos económicos para comprar armamento” (Miquel Mir: Diario de un pistolero anarquista).
La “Brigada de la Muerte” de Falset (Tarragona), liderada por Pascual Fresquet (de pie, en segundo plano, sujetando la figura del Sagrado Corazón tras la profanación de una iglesia), asesinó a 247 personas en sus correrías por la provincia de Tarragona y el Bajo Aragón
El modus operandi habitual más sobrio -en los casos en que se descartaba la tortura- para deshacerse de los desgraciados que figuraban en las listas negras es descrito así por Miquel Mir: “Los patrulleros hacían subir a los detenidos al vehículo y cuando estaban fuera de Barcelona, les descerrajaban un tiro en la nuca y los dejaban en cualquier cuneta, junto a los cementerios o en el margen de cualquier camino. Eran abandonados sin enterrar en diversos lugares de la carretera de l’Arrabassada, el Morrot, Horta, Somorrostro, Casa Antúnez, la Avenida de Pedralbes, la Fuente del León, la riera de Vallcarca o las montañas de Vallvidrera y el Tibidabo. A algunos los tiraban al mar. Y todos eran despojados de lo que llevaran encima: relojes de pulsera, anillos, pendientes, cadenas, brazaletes, llaves, cartera…”
Para maximizar el botín, en ocasiones los patrulleros pactaban con los familiares del detenido su liberación a cambio de una importante suma o joyas. Cuando la recibían, los presos eran introducidos de noche en un automóvil, camino de la frontera francesa. Al llegar a Montcada i Reixach, les invitaban a salir del coche para estirar las piernas, siendo acribillados a continuación. Para evitar que se descubriera el crimen y la estafa, los cadáveres eran trasladados a la cementera de Montcada i Reixach, donde los cuerpos eran despedazados y arrojados al horno.
En el caso concreto del clero católico -sacerdotes, monjas y frailes- puede afirmarse que se cometió un auténtico genocidio sobre este segmento social. Fueron asesinados 4 obispos en Cataluña, se exterminó al 22 % del clero de la diócesis de Barcelona y al 65 % de la de Lérida. Incluso hay testimonios fotográficos de macabras profanaciones de tumbas en el interior de los templos. La furia asesina contra la Iglesia en Cataluña no tuvo parangón y se ajusta perfectamente a la definición de genocidio dada por la Corte Penal de Roma: “Aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos”.
Madre Apolonia Lizárraga. Torturada, asesinada y descuartizada en la barcelonesa checa de San Elías.
Momias de religiosas expuestas a la puerta de la iglesia y convento delas Salesas del Pº San Juan (Barcelona), julio de 1936.
Monasterio de Sta. María de Jerusalén, calle San Elías 22 (Barcelona). Aquí se instaló la “checa de San Elías”
Cripta de San Elías. Conserva impactos de balas en la pared del fondo
También los anarquistas y los comunistas antiestalinistas del POUM padecieron las checas y la represión republicana desde mayo de 1937. El propio Andreu Nin, máximo dirigente del POUM, fue detenido en Barcelona, torturado, y finalmente trasladado a Alcalá de Henares y asesinado; su cuerpo nunca fue encontrado. En el año 2008 apareció, durante unas obras, una fosa común en una instalación militar de Alcalá de Henares donde, según se dijo, había posibilidades de identificar el cadáver de Andreu Nin entre los restos de represaliados por el Frente Popular, aunque finalmente esto no pudo ser confirmado https://www.abc.es/espana/abci-hallada-posible-fosa-comun-unas-obras-ejercito-alcala-henares-200803050300-1641697575585_noticia.html . Al contrario de lo habitual en las exhumaciones de víctimas del bando nacional, el hallazgo se vio rodeado de un espeso silencio oficial. No se informó desde el Ministerio de Defensa, ni desde la Vicepresidencia del Gobierno, responsable de la redacción de la «Ley de Memoria Histórica». Era evidente que el hallazgo incomodaba sobremanera al Gobierno socialista de Zapatero.
Andrés Nin
Además de estos crímenes contra la Humanidad, la Generalitat de Companys es responsable última, por acción o por omisión, de gravísimos atentados contra el patrimonio histórico y artístico de Cataluña https://catholicvs.blogspot.com/2009/03/memoria-historica-el-martirio-de-los.html . El gobierno de Companys emitió el Decreto del 23 de julio de 1936 por el que se constituía en cada localidad de Cataluña un comité, presidido por el alcalde y bajo la salvaguarda de las milicias, para velar por “el patrimonio del pueblo”. Lo que significaba un cheque en blanco para las milicias y la legitimación por la Generalitat de todas las destrucciones y robos. Así, las organizaciones del Frente Popular acabaron con 500 iglesias sólo en Barcelona, la mayor parte en los primeros 15 días de guerra https://www.youtube.com/watch?v=7jeVcByqkxg . Es decir, fueron incendiadas o arrasadas por dentro prácticamente todas las iglesias de la diócesis de Barcelona https://www.dropbox.com/s/wxohg7t16i7x4eq/El%20Martirio%20de%20los%20Templos%20II.pdf?dl=0 .
La Catedral fue una de las pocas que se salvó. Fueron incendiados 464 retablos y se quemaron 244 órganos de valor artístico incalculable. Algunas obras de arte que se salvaron de la destrucción fueron vendidas a marchantes norteamericanos. Desde los comités de milicias se repartieron panfletos amenazantes por toda Cataluña con la siguiente indicación: “El poseedor de cualquier objeto religioso deberá deshacerse del mismo en 48 horas; de lo contrario será considerado faccioso y tendrá que atenerse a las consecuencias.”
Iglesia de San Francisco (Barcelona) en julio de 1936
Bóvedas calcinadas de la iglesia de la Merced Barcelona) en julio de 1936
Interior de la Iglesia de Belén, en la Rambla de Barcelona. Julio 1936