LLUÍS COMPANYS, ¿MÁRTIR O CRIMINAL DE GUERRA? (II)

LLUÍS COMPANYS, ¿MÁRTIR O CRIMINAL DE GUERRA? (II)
2. Represión en la retaguardia durante la Guerra Civil y destrucción del patrimonio artístico de Cataluña bajo Companys.

Companys en el centro de la foto (Tarradellas a su izquierda) con el Comité de Milicias Antifascistas
Una vez controlado el golpe militar y comenzada la Guerra Civil, Companys permaneció siempre en la Presidencia de la Generalitat, encabezando gobiernos en los que su partido, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), dispuso siempre de mayoría. Además, Companys consiguió en agosto de 1936 que el Parlamento de Cataluña aprobara un decreto que traspasaba todas sus competencias al Gobierno de la Generalitat, un autogolpe de Estado en toda regla que liquidó el parlamentarismo y concentró el poder en su persona. Por consiguiente, es el máximo responsable político de la represión criminal desatada en la retaguardia, así como de las penas de muerte aplicadas arbitrariamente, que firmó de su propia mano y con el sello de presidencia en muchas ocasiones.

Croquis del Campo de Trabajo nº 4 en Concabella (Lérida)
Dicha represión se tradujo en la existencia de al menos seis campos de concentración republicanos en Cataluña: campo de trabajo nº 1, situado en el Pueblo Español de Montjuïch; campo de trabajo nº 2, situado en Hospitalet de l’Infant. Este tenía un campo accesorio en Tivissa; campo nº 3, situado en Omells de Na Gaia; campo nº 4, situado en Concabella; el número 5 estaba en Ogern; y el campo de trabajo nº 6 en Falset, con campos accesorios en Cabassers, Gratallops, la Figuera y Porrera.

Campo de prisioneros en Barbens (Plana de Urgel, Lérida), filial del Campo de Trabajo número 4 trasladado desde Concabella
En ellos se obligaba a los presos a realizar trabajos forzados. Así, el campo número 2, situado en Hospitalet de l’Infant, debía abastecer de fuerza de trabajo para las obras de fortificación en el Coll de Balaguer, realizadas en la primavera de 1938 según el proyecto del general Vicente Rojo http://www.griegc.com/2019/01/01/el-campo-de-prisioneros-no2-de-lhospitalet-de-linfant/#_ftnref2 . Si se negaban a colaborar, los prisioneros podían ser asesinados directamente, como sucedió en el campo de Omells de Na Gaia (Lérida), donde 21 presos sufrieron dicha suerte cuando intentaron eludir el trabajo, aduciendo que padecían enfermedad y hambre. Y, de todos modos, las condiciones de trabajo eran tan duras que muchos prisioneros morían ineluctablemente. En Hospitalet de l’Infant se estableció una fosa común para ellos, situada donde actualmente se encuentra el acceso a la Central Nuclear Vandellós II. Ninguna placa en el lugar recuerda este hecho.


Mapa de situación del campo de prisioneros en Hospitalet de l’Infant (Tarragona)
En la Barcelona de Companys llegó a haber 46 checas durante la guerra, prisiones irregulares dependientes de los diversos grupos políticos que integraban el Frente Popular, donde se trasladó a miles de elementos desafectos para ser interrogados, previa tortura física y psicológica, a menudo con métodos de un refinado salvajismo. Destacó, en ese sentido, la checa de la calle Vallmajor, diseñada por Alfonso Laurencic https://www.youtube.com/embed/ix_iPxCh-NI . Muchos de los prisioneros murieron asesinados por procedimientos atroces.

El Gobierno de Companys no hizo nada para detener estos crímenes y proteger a las víctimas. Es más, el partido de Companys, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), dispuso de sus propias checas; concretamente, la situada en la calle Carolinas 18 de Barcelona, centro de detención y tortura de las patrullas de control de la sección séptima, que solía actuar en los barrios de Gracia y San Gervasio.
Mucho más numerosos fueron aún los crímenes cometidos por las patrullas de control en la retaguardia, las cuales asesinaron a sangre fría a más de 8.000 ciudadanos que no había cometido más delito en muchos casos que estar integrados en asociaciones católicas, simpatizar con las derechas políticas o asistir a misa con asiduidad, motivos suficientes para que su nombre apareciera en las listas negras de los Comités de Milicias (Lista completa de muertos bajo el gobierno de Companys en Barraycoa, J.: Los (des)controlados de Companys. Libros Libres, Barcelona, 2017, pp. 325-385. https://somatemps.me/2016/07/19/listado-completo-de-los-mas-de-8-000-catalanes-asesinados-durante-elmandato-de-companys-1936-39/). César Alcalá, en su último y reciente libro (La cobardía de ERC, los diez primeros meses de la guerra civil), expone que la mayoría de los cadáveres fueron inscritos en el registro con “causa de la muerte” muy diferente a la real. Por consiguiente, la cifra exacta sería muy superior, calculándola dicho autor en un mínimo de 26. 600 muertos.
El número de patrulleros adscrito a cada grupo político o sindical oscilaba en función de la fuerza y representatividad de cada una de las organizaciones. Como media, el 26 % de los miembros de estos grupos criminales pertenecían a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y grupos republicanos afines, según documenta José Luis Martín Ramos (Guerra y revolución en Cataluña 1936-1939). La Generalidad pagaba a cada patrullero 12 pesetas al día, un salario más que correcto para la época, lo que convertía al Gobierno de Companys en patrono de estos hombres y responsable directo de su comportamiento. No era el único ingreso que percibían, pues era habitual que los patrulleros se quedaran una parte del botín de las requisas a las iglesias y particulares que, teóricamente, debía ir íntegro a la Conselleria d’Economia. Otra parte del botín era entregada a los responsables de la CNT-FAI y trasladada “a un almacén frente al Ateneo Colón en Pueblo Nuevo para clasificar todas las piezas de valor requisadas, se separaban las de plata, las de oro, las de latón, etc. Muchos de los objetos que eran de metal precioso se fundieron para la formación de lingotes de metales preciosos o se revendieron. Los lingotes se guardaban en cajas que eran trasladadas a la frontera mediante camiones, para ser vendidos en el extranjero. Según los jefes, el dinero de su venta servía para obtener fondos económicos para comprar armamento” (Miquel Mir: Diario de un pistolero anarquista).

La “Brigada de la Muerte” de Falset (Tarragona), liderada por Pascual Fresquet (de pie, en segundo plano, sujetando la figura del Sagrado Corazón tras la profanación de una iglesia), asesinó a 247 personas en sus correrías por la provincia de Tarragona y el Bajo Aragón
El modus operandi habitual más sobrio -en los casos en que se descartaba la tortura- para deshacerse de los desgraciados que figuraban en las listas negras es descrito así por Miquel Mir: “Los patrulleros hacían subir a los detenidos al vehículo y cuando estaban fuera de Barcelona, les descerrajaban un tiro en la nuca y los dejaban en cualquier cuneta, junto a los cementerios o en el margen de cualquier camino. Eran abandonados sin enterrar en diversos lugares de la carretera de l’Arrabassada, el Morrot, Horta, Somorrostro, Casa Antúnez, la Avenida de Pedralbes, la Fuente del León, la riera de Vallcarca o las montañas de Vallvidrera y el Tibidabo. A algunos los tiraban al mar. Y todos eran despojados de lo que llevaran encima: relojes de pulsera, anillos, pendientes, cadenas, brazaletes, llaves, cartera…”
Para maximizar el botín, en ocasiones los patrulleros pactaban con los familiares del detenido su liberación a cambio de una importante suma o joyas. Cuando la recibían, los presos eran introducidos de noche en un automóvil, camino de la frontera francesa. Al llegar a Montcada i Reixach, les invitaban a salir del coche para estirar las piernas, siendo acribillados a continuación. Para evitar que se descubriera el crimen y la estafa, los cadáveres eran trasladados a la cementera de Montcada i Reixach, donde los cuerpos eran despedazados y arrojados al horno.
En el caso concreto del clero católico -sacerdotes, monjas y frailes- puede afirmarse que se cometió un auténtico genocidio sobre este segmento social. Fueron asesinados 4 obispos en Cataluña, se exterminó al 22 % del clero de la diócesis de Barcelona y al 65 % de la de Lérida. Incluso hay testimonios fotográficos de macabras profanaciones de tumbas en el interior de los templos. La furia asesina contra la Iglesia en Cataluña no tuvo parangón y se ajusta perfectamente a la definición de genocidio dada por la Corte Penal de Roma: “Aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos”.


Madre Apolonia Lizárraga. Torturada, asesinada y descuartizada en la barcelonesa checa de San Elías.

Momias de religiosas expuestas a la puerta de la iglesia y convento delas Salesas del Pº San Juan (Barcelona), julio de 1936.

Monasterio de Sta. María de Jerusalén, calle San Elías 22 (Barcelona). Aquí se instaló la “checa de San Elías”

Cripta de San Elías. Conserva impactos de balas en la pared del fondo

También los anarquistas y los comunistas antiestalinistas del POUM padecieron las checas y la represión republicana desde mayo de 1937. El propio Andreu Nin, máximo dirigente del POUM, fue detenido en Barcelona, torturado, y finalmente trasladado a Alcalá de Henares y asesinado; su cuerpo nunca fue encontrado. En el año 2008 apareció, durante unas obras, una fosa común en una instalación militar de Alcalá de Henares donde, según se dijo, había posibilidades de identificar el cadáver de Andreu Nin entre los restos de represaliados por el Frente Popular, aunque finalmente esto no pudo ser confirmado https://www.abc.es/espana/abci-hallada-posible-fosa-comun-unas-obras-ejercito-alcala-henares-200803050300-1641697575585_noticia.html . Al contrario de lo habitual en las exhumaciones de víctimas del bando nacional, el hallazgo se vio rodeado de un espeso silencio oficial. No se informó desde el Ministerio de Defensa, ni desde la Vicepresidencia del Gobierno, responsable de la redacción de la «Ley de Memoria Histórica». Era evidente que el hallazgo incomodaba sobremanera al Gobierno socialista de Zapatero.

Andrés Nin
Además de estos crímenes contra la Humanidad, la Generalitat de Companys es responsable última, por acción o por omisión, de gravísimos atentados contra el patrimonio histórico y artístico de Cataluña https://catholicvs.blogspot.com/2009/03/memoria-historica-el-martirio-de-los.html . El gobierno de Companys emitió el Decreto del 23 de julio de 1936 por el que se constituía en cada localidad de Cataluña un comité, presidido por el alcalde y bajo la salvaguarda de las milicias, para velar por “el patrimonio del pueblo”. Lo que significaba un cheque en blanco para las milicias y la legitimación por la Generalitat de todas las destrucciones y robos. Así, las organizaciones del Frente Popular acabaron con 500 iglesias sólo en Barcelona, la mayor parte en los primeros 15 días de guerra https://www.youtube.com/watch?v=7jeVcByqkxg . Es decir, fueron incendiadas o arrasadas por dentro prácticamente todas las iglesias de la diócesis de Barcelona https://www.dropbox.com/s/wxohg7t16i7x4eq/El%20Martirio%20de%20los%20Templos%20II.pdf?dl=0 .

La Catedral fue una de las pocas que se salvó. Fueron incendiados 464 retablos y se quemaron 244 órganos de valor artístico incalculable. Algunas obras de arte que se salvaron de la destrucción fueron vendidas a marchantes norteamericanos. Desde los comités de milicias se repartieron panfletos amenazantes por toda Cataluña con la siguiente indicación: “El poseedor de cualquier objeto religioso deberá deshacerse del mismo en 48 horas; de lo contrario será considerado faccioso y tendrá que atenerse a las consecuencias.”


Iglesia de San Francisco (Barcelona) en julio de 1936

Bóvedas calcinadas de la iglesia de la Merced Barcelona) en julio de 1936

Interior de la Iglesia de Belén, en la Rambla de Barcelona. Julio 1936

EL TERCIO DE MONTSERRAT: LOS CATALANES DE FRANCO

EL TERCIO DE MONTSERRAT: LOS CATALANES DE FRANCO

Desde los primeros compases de la guerra, los partidos políticos que apoyaron la sublevación llamaron a la lucha a sus milicias. A partir de diciembre de 1936 ya estaban plenamente incorporadas, sometidas al Código de Justicia Militar y mandadas por oficiales del Ejército. Falange movilizó a unos 200.000 hombres y los carlistas, o requetés, a unos 60.000, que agruparon en unidades homogéneas. Los primeros organizaron 116 banderas y los segundos 35 tercios que, aproximadamente, equivalían a un batallón. Entre las unidades tradicionalistas destacó el único tercio formado por catalanes, el llamado Tercio de Nuestra Señora de Montserrat y que fue, dentro del bando sublevado, una de las unidades más castigadas en toda la contienda.

 

El origen del Tercio de Montserrat

La causa carlista en Cataluña tuvo importante peso desde el siglo XIX, y, en las vísperas de la Guerra Civil, eran varios los miles que estaban dispuestos a sumarse al golpe del 19 de julio de 1936, tras haber estrechado los lazos con los militares golpistas de la Unión Militar Española, dirigida por el general Emilio Mola desde Pamplona. Pero ante el fracaso del golpe, todos los que no fueron detenidos o ejecutados tuvieron que pasar a la clandestinidad. Otros muchos, al cabo de unas semanas o meses, lograron evadirse y pasarse a la zona sublevada. Una vez allí, y junto con los carlistas catalanes que el inicio de la guerra les había sorprendido en zona rebelde, pasaron a organizarse como milicias autónomas, en un intento de marcar su identidad ideológica tradicionalista y tratar de influir al máximo en la configuración del nuevo estado franquista. Se formaron tercios navarros, vascos, castellanos, etc. lo cual era normal pues gran parte de sus regiones estaban dentro de la zona sublevada. Pero lo extraño es que se constituyese uno formado solo por catalanes, cuando toda Cataluña era republicana. Ciertamente los carlistas catalanes no lo tuvieron fácil, pero contra las resistencias de que tuvieran una unidad propia, al final se impuso el interés político y propagandístico. Sin duda, una unidad que luchase en el bando sublevado y que hiciese gala de catalanidad podía hacer daño entre los catalanistas republicanos. Tras las gestiones de sus dirigentes políticos, en diciembre de 1936 se constituyó el Tercio. Eran solo 182 hombres bajo el mando provisional del capitán de la Guardia Civil de Manresa, Alfonso Fenollera.

Su primer destino fue Codo, en Aragón, el 20 de enero de 1937. Era un frente tranquilo hasta que, inesperadamente, tuvieron que hacer frente a la ofensiva republicana que en agosto se desencadenó para distraer la ofensiva de Franco sobre el norte, y que daría lugar a la batalla de Belchite. Los 182 hombres que formaban el tercio estaban como guarnición en el pueblo, junto a unas decenas de falangistas, civiles y miembros de la Guardia Civil que, a lo sumo, alcanzaban los 280 hombres. Allí, la madrugada del 24 de agosto, fueron sorprendidos por el ataque republicano y, a pesar de su tenaz resistencia y ante la falta de medios, al cabo de día y medio tuvieron que retirarse. Pero el precio pagado fue terrible y la unidad quedó prácticamente aniquilada. Solo se salvaron 44 de sus miembros (un alférez, dos cabos y 41 soldados), varios de los cuales estaban heridos. Como recompensa a su meritoria acción, tras la guerra, en 1943, fueron condecorados con la Laureada de San Fernando a título colectivo. A finales de 1937 fue reconstruido tras incorporar nuevos reclutas. Siguió siendo un Tercio formado exclusivamente por catalanes, pero fue llevado a retaguardia y, en 1938, a frentes secundarios como el de Extremadura.

 

Una pistoresca isla dentro del ejército de Franco

Fieles a su cultura, solo hablaban en catalán, las órdenes se daban en este mismo idioma (todos los oficiales salvo el comandante eran catalanes) y en los días de fiesta bailaban sardanas y levantaban castells. La mayor parte eran de Gerona y Barcelona y hubo casos de padres e hijos que sirvieron juntos. Lo mismo que otras unidades carlistas, se caracterizaban por estar sumamente politizados en sus principios tradicionalistas y por tener entre sus filas a voluntarios cuyas edades rebasaban los de las unidades regulares, llegando a estar encuadrados combatientes de hasta 68 años y de 16.

Como eran normal en una fuerza de requetés, la unidad demostraba un catolicismo ferviente y eran todos practicantes, lo que les motivaba y ayudaba a soportar la presencia de la muerte. Los capellanes celebraban misa diaria y eran omnipresentes las estampas, los crucifijos, los rosarios y los “detente bala”, escapularios de tela o metal con forma del Corazón de Jesús, que “protegían” de las balas enemigas. Muchos llevaban en la culata del fusil el lema del Ángel del Alcázar (un joven muerto en halo de santidad en la defensa del alcázar de Toledo): “Tirad mucho y bien. ¡pero tirad sin odio!”. No es extraño que, terminada la guerra, 22 excombatientes del Tercio se ordenasen sacerdotes. Entre su tropa no faltaban campesinos y gentes de extracción humilde, pero abundaban los profesionales, intelectuales, estudiantes e hijos de industriales y propietarios agrícolas cuyos bienes habían sido incautados por la revolución. Esta composición supuso un nivel cultural muy elevado, que se refleja en las numerosas memorias, biografías y testimonios escritos que dejaron sus antiguos miembros.

Durante las noches sin combates, los requetés se reunían para rezar el rosario y entonar canciones populares catalanas como El Virolai (el himno de la Virgen de Montserrat), L’emigrant y L’Ampurdà. Si en las trincheras enemigas también había soldados catalanes, era un problema para su moral, por lo que los comisarios políticos republicanos improvisaban reuniones, mítines y canciones para contrarrestar aquella propaganda inesperada. En los combates se empeñaban en llevar su boina roja para identificarse orgullosamente como requetés, aunque les incrementaba en mucho sus bajas, pues era un blanco perfecto para el enemigo; el casco solo lo llevaban para protegerse de la lluvia.

El tercio acude al Ebro

Cuando se conoció el cruce del Ebro el 25 de julio de 1938, la 74ª División del ejército franquista destinada en Extremadura fue llamada como socorro. De ella formaba parte el Tercio de Montserrat, que llegó el 28 de julio a defender Villalba del Arcs, que estaba a punto de ser tomada por las fuerzas republicanas. Eran 906 hombres (un capitán, 22 oficiales, 33 sargentos y 850 soldados) distribuidos en cuatro compañías de infantería, una de ametralladoras y una fuerza de choque que llevaba una calavera cosida a su boina. Inmediatamente pasaron a defender el pueblo con parapetos levantados a toda prisa, apoyando a legionarios allí desplegados, pero sin apenas material pesado. Solo contaban con un cañón y tres tanques rusos capturados, pero por suerte para ellos sus enemigos no tenían ni eso. Durante 70 horas lucharon sin descanso, disparando 120.000 balas y lanzando 3.600 granadas y 700 obuses de mortero. En esos tres días murieron un teniente, cuatro alféreces, seis sargentos y 50 soldados del Tercio, mientras que otros 103 resultaban heridos. Al cuarto día el frente se estabilizó, aunque siguieron defendiendo el pueblo hasta el 9 de agosto, cuando fueron relevados. Hasta ese día habían sufrido ya un total de 241 bajas (58 muertos y 183 heridos), más de una cuarta parte del total de sus efectivos.

Se retiraron a Gandesa, pero lo hicieron a pie, con todo el equipo a cuestas y en medio de un calor sofocante. Pero solo cuatro días después, el 13 volvieron a Villaba, a formar parte de una fuerza de ataque que se preparaba en el sector; por suerte esta vez lo hicieron en camiones. Tras unos días de preparación, el día 19 atacaron en el sector de Punta Targa, una colina de 481 metros de alto que los republicanos habían fortificado a conciencia. El comandante del Tercio, el capitán Manuel Martínez, el único que no era ni requeté ni catalán, les animó a atacar con decisión y les dijo que no necesitaban alicates para cortar las alambradas, porque los tanques se encargarían de aplastarlas y que, además, tenían los machetes para abrirse paso. Tras el correspondiente bombardeo artillero, a las 12 del mediodía avanzó la infantería, pero se encontró que las defensas enemigas habían sido muy poco dañadas. Además, los tanques que debían abrir paso a los hombres del Tercio eran solo tres o cuatro y fueron rápidamente averiados, por lo que los carlistas se encontraron sin su apoyo. Solo pudieron avanzar unos 300 metros ante el nutrido fuego enemigo y, además, comprobaron con estupor que el resto de las unidades que debían flanquearles (el batallón de Ceuta nº 7 y el de Bailén nº 131) no habían siquiera podido salir de sus trincheras. Tampoco tuvieron, incomprensiblemente, el apoyo de sus ametralladoras. No se sabe con certeza el motivo de su repentino aislamiento, pero despertó toda suerte de recelos y especulaciones y Martínez fue objeto de todas las acusaciones, llegando a insinuar que les habían dejado solos “por ser catalanes”. Sin embargo, y por el momento, ahí estaban, aislados, clavados al terreno, sin poder avanzar ni retroceder, a solo unos cuarenta metros de las líneas republicanas, tratando de camuflarse como pudiesen, aunque su boina roja lo hacía difícil. Así estuvieron varias horas, mortificados por el sol y la sed. Al anochecer escucharon que desde las líneas enemigas les gritaban que podían recoger a sus muertos y heridos sin temor, porque no les dispararían. Dos horas tardaron en recoger a 58 muertos y 174 heridos. De la sección de choque, formada por 41 hombres, murieron 24, entre ellos su alférez, y 14 resultaron heridos; solo tres quedaron ilesos. Los heridos fueron evacuados a Batea, donde alguno murió allí, mientras que los muertos quedaban al cuidado de los rezos de los capellanes.

Aunque el Tercio había sido aniquilado, no fue relevado y prosiguió combatiendo en los días siguientes. El día 21 ocupó la cota 443, aunque para su desgracia la falta de coordinación provocó que el “fuego amigo” de su artillería les causase cuatro muertos y 26 heridos. El 22 participó en la ocupación de otras tres cotas y el 23 hicieron prisionera a una compañía enemiga al tomar dos alturas más. En las siguientes jornadas siguieron combatiendo y sufriendo un goteo constante de bajas que, incluso, afectó a sus capellanes y, el día 27, las ametralladoras se quedaron sin servidores, por lo que tuvieron que ser transferidas a otra unidad. El día 29 cayó el último sargento del que aún disponían, por lo que se quedaron sin suboficiales; sus únicos mandos era el capitán y tres alféreces. Para acabar con los rumores que cuestionaban su capacidad de mando y arrojo, el capitán Martínez encabezó un asalto y resultó herido, debiendo entregar el mando de modo provisional del Tercio al alférez José Daunís, el más antiguo de los tres que quedaban. De los 906 hombres que habían llegado de Extremadura un mes antes, solo estaban indemnes tres alféreces y 109 soldados, un 15% del total. El resto eran bajas, entre ellos 154 muertos. Fue la unidad en toda la batalla del Ebro que sufrió más quebranto, seguida de la 2ª Bandera de Falange de Burgos, también encuadrada en la 74ª División, aunque con menos de la mitad de pérdidas.

 

Disolución del Tercio

Los requetés supervivientes fueron evacuados a Gandesa y, poco a poco, los heridos y enfermos que fueron sanando se reincorporaron, pero no fue posible volver a hacer operativo el Tercio. Así, cuando volvieron al frente el 12 de septiembre lo hicieron en segunda línea. A finales de mes recibieron un nuevo comandante, Norberto Baturone, y 367 soldados más que se trató que fuesen carlistas catalanes o, al menos, catalanoparlantes de Valencia o Baleares. Acababa la guerra en el Ebro, regresaron a Extremadura en donde participaron en los últimos combates que se dieron a finales de año en la zona y luego en la ofensiva final de marzo de 1939. Por fin, el 31 de julio de ese año, el Tercio llegó a Barcelona y tres meses después se disolvió. Se estima en unos 1.600 requetés los que pasaron por sus filas durante toda la guerra.

Como no podía ser de otra manera el monasterio de Monserrat jugó un papel muy importante en su identidad religiosa y en sus rituales. Allí depositaron las banderas al acabar la guerra y el 8 de octubre de 1939 iniciaron la construcción de una cripta, aunque la obra no se concluyó hasta 1961. En el mes de abril fueron trasladados los restos encontrados de todos sus excombatientes muertos contabilizados en la guerra, 317 en total, siendo consagrada por el abad de entonces Aureli M. Escarré. Una escultura de bronce que representa un requeté moribundo que contempla el monasterio, ubicaba en la cripta, fue inaugurada el 1 de mayo de 1963.

APARTADOS

Martí de Riquer, el excombatiente más ilustre

El erudito y humanista Martí de Riquer Morera, VIII Conde de Casa Dávalos, fue el combatiente que alcanzó más fama y merecido prestigio intelectual tras la Guerra Civil, llegando a ser senador por designación real y a coleccionar premios y distinciones diversas. Colaboró en la redacción de la letra del himno del Tercio y, de sus días en el Ebro dejó constancia en un diario que tituló Mi campaña. En él recoge duras vivencias, como el horror que experimentó al ver como cuerpos caídos de compañeros suyos eran destrozados bajo las cadenas de los tanques, o como recogió emocionado el banderín abandonado de la sección de choque en Punta Targa, días después del desastre. También anécdotas, como cuando la censura le vigiló al pedir por correo una pipa nueva que se la había roto en un cuerpo a tierra, al confundirla con un arma. Una herida posterior, poco antes de acabar la guerra, le dejó inútil el brazo derecho.

El impacto de la muerte

Uno de los 22 excombatientes que se ordenó sacerdote tras la guerra, explica así su vocación a raíz del suceso que vivió el 2 de agosto de 1938, en una posición de Villalba dels Arcs: “El impacto del obús de mortero me tiró encima al alférez Fermín Hostench. La sangre le salía a chorro de su pecho roto. Las bombas caían por todas partes y era imposible pedir ayuda. Respiraba fatigosamente, tenía los ojos en blanco y había perdido el color de la cara. Se me ocurrió decirle que, si por las moscas, rezáramos juntos el acto de contrición y que solo tenía que seguirme con el pensamiento. Asintió con la cabeza y empecé el Señor mío, Jesucristo… El herido, con la mirada vuelta a un lado de la chabola, repetía fatigosamente mis oraciones mientras su voz se iba apagando con un estertor, cada vez más lejana. No pudo continuar y ya solo movía los labios ensangrentados hasta que terminé la oración. Al poco me di cuenta que ya era solo un cadáver, pero sentí lo que nunca antes había sentido. Jamás había hecho un acto tan grande e importante como ayudar a morir a un hombre. Entonces decidí hacerme sacerdote.”

LLUÍS COMPANYS, ¿MÁRTIR O CRIMINAL DE GUERRA? (I)

LLUÍS COMPANYS, ¿MÁRTIR O CRIMINAL DE GUERRA? (I)

 

  1. Rebelión militar contra la República en 1934.

Una sociedad libre y democrática se asienta en el respeto a la legalidad constitucional, el reconocimiento de los Derechos Humanos y la fraternidad entre compatriotas. Todos estos principios fueron atropellados un 6 de octubre de 1934, pronto hará ya 87 años, cuando el segundo presidente de la Generalitat republicana, Lluís Companys i Jover, promovió, usando la fuerza de las armas, un golpe de Estado contra el legítimo gobierno de la República española. El precio fue más de un centenar de víctimas, entre muertos y heridos, aunque pudieron ser muchas más si la prudencia del Capitán General de Cataluña, Domingo Batet Mestres, no hubiera ordenado a las tropas el uso mínimo de la violencia para sofocar la rebelión de la Generalidad.

Escamots de Esquerra Republicana de Catalunya armados y dispuestos para la acción el 6 de octubre de 1934. Delante del Palacio de la Virreina, en las Ramblas

 

Por estos hechos, calificados como rebelión militar, Companys pudo haber sido condenado a la máxima pena. Así hubiera sido en aplicación del código penal de 1928 (Art. 284. Los reos de los delitos de rebelión enumerados en el artículo anterior serán castigados con las penas siguientes: 1º Los que, induciendo y determinando a los rebeldes, hubieren promovido o sostuvieron la rebelión, y los que aparezcan como jefes principales de ésta, serán castigados con la pena de quince años de prisión a muerte). Por suerte para Companys, el Código Penal de 1932 había suprimido la pena de muerte, aunque volviera a instaurarse por una ley de 17 de octubre de 1934 https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1934/290/A00379-00379.pdf, tan sólo 11 días después del golpe de la Generalidad.

Pérez Farras. Jefe de los Mozos de Escuadra. Condenado a muerte                          Frederic Escofet. Condenado a muerte

 

Finalmente, el Tribunal de Garantías Constitucionales de la República condenó a Lluís Companys a 30 años de reclusión mayor, en sentencia fechada el 6 de junio de 1935 https://cuadernosmemoriahistorica.blogspot.com/p/sentencia-companys-1934.html . Otros militares a sus órdenes, como Enric Pérez Farràs, comandante de artillería y jefe de los Mozos de Escuadra, así como Frederic Escofet, capitán de caballería y comisario general de orden público, no tuvieron esa suerte, pues fueron condenados a muerte tras un consejo de guerra de carácter sumarísimo, en aplicación del Código de Justicia Militar de 1890, vigente en ese momento (Art. 238. Los reos de rebelión militar serán castigados: 1º Con la pena de muerte el jefe de la rebelión y el de mayor empleo militar o más antiguo). Pero el Presidente de la República española, Niceto Alcalá-Zamora, ejerció medidas de gracia e indultó a los condenados el 5 de noviembre, conmutando la pena capital por la de 30 años de prisión. Por su parte, Lluís Companys pudo beneficiarse de la amnistía promovida por el gobierno del Frente Popular, que accedió al poder tras las elecciones fraudulentas https://www.elespanol.com/cultura/historia/20170313/200480526_0.html de febrero de 1936, obteniendo la libertad y recuperando su cargo.

 

De izquierda a derecha: generales Goded, Fernández Burriel y Legorburu. Fusilados en agosto de 1936

La generosidad recibida tuvo ocasión de devolverla el 19 de julio de 1936, cuando se produjo el fracaso del levantamiento militar en Barcelona, encabezado por el general Manuel Goded. El  Consejo de guerra fue sustanciado en el buque-prisión Uruguay, el mismo donde fue hecho prisionero Companys y sus consejeros tras el golpe de 1934. Los generales Manuel Goded, Justo Legorburu y Álvaro Fernández Burriel fueron condenados a muerte. Sin embargo, Lluís Companys no amagó ningún gesto de piedad hacia estos militares derrotados y los citados generales fueron fusilados el 12 de agosto de 1936 en el foso de Santa Eulalia del castillo de Montjuich. Anteriormente, durante las dos últimas semanas de julio de 1936, habían sido fusilados otros 200 oficiales militares. Algunos sin juicio previo, como Francisco Jiménez Arenas, que fue presidente accidental de la Generalidad de Cataluña -nombrado por el Gobierno de la República tras fracasar el golpe de Companys- desde el 7 de octubre de 1934 al 2 de enero de 1935. Jiménez Arenas fue sacado del barco-prisión Uruguay, donde había sido recluido tras el fracaso de la sublevación del 19 de julio en Barcelona, y asesinado por milicianos anarcosindicalistas en la madrugada del 2 de septiembre, siendo enterrado su cuerpo en el cementerio de Moncada i Reixach. Con posterioridad, fue juzgado «en rebeldía» en enero del año siguiente por el Tribunal Popular Especial de Barcelona http://hemeroteca.lavanguardia.com/preview/1937/01/07/pagina-2/33115912/pdf.html  y condenado a muerte. La sentencia se ejecutó, pues, cinco meses antes de la condena judicial.

Como resumió Francesc Cambó en su momento, “Companys, el 6 d’octubre de 1934, havia comès igual delicte que els militars, i fou indultat. En el 1936, ell féu afusellar tots els militars revoltats”. Cuatro años más tarde, el 15 de octubre de 1940, el propio Companys sería también fusilado, tras un juicio sumarísimo, en el mismo foso de Santa Eulalia del castillo de Montjuich donde cayeron los militares alzados.

En dicho lugar se instaló, después de la Transición, un monolito en honor a Companys, donde cada año las principales autoridades catalanas le rinden homenaje. En ocasiones, el monolito ha sido vandalizado. Por el contrario, no hay ningún recordatorio hacia los cientos de oficiales fusilados, con o sin juicio, en el mismo lugar. Tampoco en la época de Franco.

Foso de Santa Eulalia en el castillo de Montjuich. Aquí fueron fusilados, en julio y agosto de 1936, más de 200 oficiales sublevados. Después de la Guerra Civil, Lluís Companys sería fusilado en el mismo lugar el 15 de octubre de 1940

 

Artur Mas, presidente de la Generalidad, y Xavier Trias, alcalde de Barcelona homenajean a Companys en 2015

 

Vandalización del monolito a Companys el año 2008

 

EL CAMBIO CLIMÁTICO EN LA HISTORIA. ENEMIGO Y ALIADO. Síntesis divulgativa

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EL CAMBIO CLIMÁTICO EN LA HISTORIA. ENEMIGO Y ALIADO. Síntesis divulgativa

DANIEL RUBIO RUIZ, profesor-tutor de Historia Económica de la UNED-Cervera. Historiadors de Catalunya. Divulgador histórico

La serie de artículos de divulgación histórica sobre temas relacionados con las pandemias y el clima, que iniciamos el pasado mes de Mayo, continúa con este estudio sobre un problema de nuestros días que acompaña al hombre desde su aparición en el planeta, el cambio climático[1].

Obviamos aquí la descripción de los factores del clima: latitud, altitud, relieve, continentalidad, corrientes oceánicas y vegetación; ni de sus elementos: temperaturas, presión atmosférica, vientos, precipitaciones y humedad, al ser conceptos puramente geográficos y meteorológicos. Los citaremos debidamente en cada una de las etapas en las que desarrollamos esta exposición.

Al final del recorrido histórico adjuntamos dos apéndices. El primero se dedica a definir conceptos clave para el cambio climático como son sus causas: inclinación del eje terrestre, actividad solar, vulcanismo, etc., sobre los cuales incidiremos para explicar los motivos de dicho cambio. En un segundo apéndice definiremos fenómenos climáticos locales de amplia abasto que influyen de forma muy activa en el desarrollo de las civilizaciones que iremos viendo a lo largo de la Historia. Hablamos de aquellos que usamos en las explicaciones pero no incluimos la totalidad de ellos. Al final aportamos una bibliografía seleccionada y comentada sobre este apasionante tema.

Los avances en todas las ciencias han permitido mejorar el estudio de la historia del clima y sus cambios. Las primeras investigaciones al respecto procedían de fuentes escritas como eran crónicas antiguas donde se daban datos meteorológicos así como otros documentos. En este sentido cabe destacar los estudios de Le Roy Ladurie sobre las fechas de inicio de la vendimia en diversos lugares de Europa (ver bibliografía). Pinturas sobre glaciares en los Alpes, repetidas en varias centurias permitían ver su avance o retroceso y ver de alguna forma la evolución climática.

En la actualidad y desde hace varias décadas contamos con los datos ofrecidos por los cilindros de hielo recogidos en aquellas zonas donde los hay de forma perpetua, cilindros de barro en el fondo de lagos y mares, registros coralinos, análisis de los anillos de los árboles (dendrocronología), avances en astronomía sobre la órbita terrestre, la inclinación del eje de nuestro planeta o las manchas solares. En el siglo XVIII ya encontramos mediciones de temperaturas o precipitaciones pero no será hasta 1860 cuando se produce, ya de forma ininterrumpida, la recogida de datos meteorológicos, series completas, hasta nuestros días. No obstante, esta circunstancia no se ha dado en todos los lugares de la Tierra. Los modelos reproducidos por programas informáticos vienen a completar el abanico de métodos de investigación del clima en el pasado.

La Tierra tiene una antigüedad aproximada de 4.500 millones de año. Desde la formación de una atmósfera alrededor del mismo podemos decir que hay clima y cambio climático. No obstante, nuestro estudio parte de una época histórica concreta, aquella en la que aparecen las grandes civilizaciones urbanas. El relato comenzará con una introducción que va desde el fin de la última glaciación hasta el cuarto milenio antes de Cristo. A continuación y para avanzar cronológicamente, estructuraremos los diversos períodos desde una óptica climática[2].

INTRODUCCIÓN. Un clima más estable.

En torno al 9.700 a. C., finalizada la última glaciación, nos adentramos en un período relativamente más tranquilo en los vaivenes climáticos de nuestro planeta que llega hasta nuestros días. La última etapa geológica, el Holoceno, muestra la actividad humana sobre el medio ambiente de una forma palpable[3]. Hemos de considerar que la especie humana es la más adaptable a todos los ecosistemas planetarios hasta el punto de que puede influir en ellos de una manera significativa.

Los primeros asentamientos permanentes o semi-permanentes se han encontrado en próximo Oriente, en puntos de Israel y la península de Anatolia. La agricultura de cereales, trigo y cebada, y la domesticación de animales junto con técnicas más depuradas en cerámica son algunos de los distintivos que se han encontrado en las correspondientes excavaciones arqueológicas. La aparición las actividades agropecuarias en el Neolítico ha tenido varias teorías, sin embargo en todas ellas está presente el cambio. Un clima más cálido hizo retroceder a los grandes animales cazados por el hombre del Paleolítico y al mismo tiempo esos grupos humanos comenzaron a cultivar especies como las ya citadas del trigo y la cebada que se encontraban por la zona de forma silvestre. La selección de semillas y terrenos más productivos marcan el nacimiento de la agricultura que también viene acompañada de la domesticación de animales para su aprovechamiento alimenticio y como fuerza de trabajo. Una alimentación más diversificada y no dependiente del movimiento de manadas de animales mejoraron las condiciones de vida de estas poblaciones humanas permitiendo soportar un mayor crecimiento demográfico.

Estamos en el Neolítico, pero con respecto al clima hemos expuesto que tras la última glaciación nos encontramos en un período de clima cálido o en palabras de Brian Fagan, “El largo verano”, aunque con algunas excepciones de las cuales hablaremos en su momento. En pocos siglos la temperatura media del globo aumentó entre 5 y 6 grados centígrados. La menor extensión de hielo redujo la radiación solar reflejada fuera de la atmósfera, a su vez el aumento de precipitaciones elevó el número de humedales que liberaban más metano favoreciendo así el efecto invernadero. Resumiendo, tenemos más radiación solar cuya causa primigenia, que provoca los cambios citados, se encontraría en los llamados ciclos de Milankovicht (Ver definiciones).

Veamos ahora la primera excepción a este periodo cálido. Hacia el 6.200 a. C. una gran cantidad de agua dulce se desplomó del casquete glaciar del Norte de Canadá. Una parte de ella se dirigió hacia el Golfo de México mientras que el resto se aproximó a Europa. La circulación oceánica del Atlántico Norte se detuvo provocando en nuestro Continente, durante 400 años, un tiempo más frío y seco que se conoce como “Mini Era Glacial”.  Pasadas estas centurias y en torno al 5.600 a. C. el Mediterráneo, que en esa mini era había descendido 15 metros por debajo de la costa actual, se elevó con la llegada de masas de agua e inundaron en poco tiempo el antiguo lago Euxino convirtiéndolo en el Mar Negro. Numerosas poblaciones que vivían alrededor de este ecosistema se vieron desplazada hacia todas direcciones creando, según algunas teorías, el mito del Diluvio Universal relatado en la Biblia y otras culturas.

Esta primea etapa del “largo verano”, también con más lluvias, llega hasta inicios del cuarto milenio. Hasta entonces grandes desiertos como el Sahara o el Arábigo eran llanuras verdes con árboles, mucha vegetación y animales tropicales ya que los monzones, vientos que traen gran cantidad de nubes, penetraban en estos espacios. Situación similar la encontraríamos en zonas del continente americano.

Este período que hemos visto hasta ahora, entre el 9.700 y el 3.800 a. C. aproximadamente, es conocido come el Óptimo Climático del Holoceno, con el paréntesis de la Mini Era Glacial ya explicada. Pero como decíamos, a principios del mencionado cuarto milenio el clima se torna más frío y seco, los monzones se alejaron de esas zonas dejándolas en una profunda sequía. La oscilación orbital de la Tierra según el modelo de Milankovitch o modificaciones en la circulación oceánica atlántica estarían en el origen de este cambio. Muchos territorios húmedos se convirtieron en desiertos o páramos áridos. Las poblaciones que se sustentaban en este ambiente de agua emigran en su gran mayoría hacia fuentes continuas de este preciado elemento, los ríos. Es el caso del Nilo en África o los cursos del Éufrates y el Tigris en Mesopotamia, donde ya había asentamientos humanos, también a lagos más próximos como el Chad.

LAS PRIMERAS CIVILIZACIONES URBANAS. LOS PRIMEROS IMPERIOS. EL CONTROL DEL AGUA. UN CLIMA MÁS VARIABLE

Situarse a orillas de un río era sinónimo de seguridad en épocas pre-industriales. No obstante, sus cursos no son permanentes o iguales a lo largo del año, ni todos los años viven las mismas oscilaciones. Con la agricultura, la ganadería, las nuevas herramientas y nuevas técnicas las poblaciones situadas en estos entornos procedieron al control de las crecidas o avenidas de las cuencas fluviales, es decir, el control del agua. La organización social necesaria para acometer esta labor: construcción de canales, presas, elevadores y otros ingenios indispensables para ese control trajo como consecuencia la aparición de las grandes civilizaciones de la antigüedad[4].

Efectivamente, el repetido control del agua junto al cultivo de cereales está en el origen de dichas civilizaciones que además permiten asentamientos más amplios, las ciudades. El Creciente Fértil, Egipto y Mesopotamia, en torno al tercer milenio (trigo y cebada); Valle del Indo, circa 2.600 a.C. (arroz); China, río Amarillo, circa 1.600 a.C. (arroz); Mesoamérica y los Andes, circa 1.200 a.C. (maíz). América es un caso particular que no se articula en torno a grandes corrientes fluviales. Los aztecas construyen su gran ciudad en un lago, los mayas aprovechan las lluvias tropicales y embalsan los excedentes, los incas cultivan en terrazas recogiendo el agua de las cumbres.

Hemos visto que la agricultura centrada en los cereales y el control del agua genera las primeras sociedades complejas: división del trabajo, clases sociales, religiones sacerdotales, ejércitos, élites dominantes, comercio, escritura, metalurgia, todo ello sustentado por los excedentes que ofrece una economía productiva. Las variaciones del clima estarían en esta secuencia:

Cambio climático – Agricultura – Cambio climático – control del agua – Civilizaciones urbanas.

Las sociedades, estados, ciudades-estado, que aparecen en estos milenios se desarrollan, se diversifican y se suceden a partir de expansiones territoriales de los núcleos más poderosos: el Egipto de los faraones, los poderes del mundo mesopotámico, el Imperio Hitita, el Imperio Persa, la cultura griega, las primeras dinastías chinas, las culturas del sub-continente indio o las referidas de América son los ejemplos más conocidos. No es objeto de este estudio seguir todos estos avatares pero nos detendremos en algún aspecto del cambio climático hasta llegar a una nueva etapa[5].

No debemos olvidar que pese a la lejanía entre sí de estos polos civilizadores y la escasa densidad de población del Planeta, los contactos entre regiones distantes se producían por cuestiones comerciales, imperialistas u otras motivaciones. Veamos un caso al que volveremos repetidamente.  La estepa asiática arranca en el Este del continente y sigue hasta Europa, en la llanura húngara por el Sur y hasta su homónima rusa por el Norte. Este enorme espacio ha vivido a lo largo de la historia el nacimiento y evolución de multitud de pueblos y culturas, sin embargo lo que nos interesa aquí es una sus características. Desde el interior asiático se han producido importantes movimientos migratorios, tanto de forma pacífica como en forma de invasiones hacia el Este, el Sur y hacia el Oeste en dirección a Europa. Desde el 4.400 a. C. hasta el 2.800 a. C. la vieja civilización neolítica de nuestro continente es atacada por diversas oleadas de pastores nómadas produciéndose lo que llamaríamos la indoeuropeización de esta parte de la Tierra. En siglos posteriores veremos la llegada de nuevos pueblos.  El conocimiento de todo este entramado de culturas y colectivos humanos sigue en estudio. Las causas de sus movimientos son múltiples: el aumento demográfico, la búsqueda de mejores tierras, conflictos internos y los cambios climáticos, entre otras cuestiones estarían en el origen de los mismos. La variabilidad climática citada como una de las causas estaría dentro de este período del Holoceno más estable pero no exento de vaivenes en precipitaciones y temperaturas con sus correspondientes consecuencias medioambientales.

La estepa euroasiática. Fuente: wiquipedia

Nuevos cambios climáticos van a zarandear, en incluso acabar, con  muchos de estos imperios. Veamos algún ejemplo.

Hacia el 2.800 a. C. el clima en el Creciente Fértil se torna más benigno. Es la época, a partir del 2.660, de la construcción de las grandes pirámides egipcias. En Mesopotamia se forman unidades políticas que van más allá de la ciudades-estado, es el caso del Imperio Acadio. Pero en torno al 2.200 a. C. una fuerte sequía azota toda esta parte del Globo. El Imperio Antiguo del Nilo entra en una etapa de inestabilidad política y hambrunas ante la falta de crecidas del río.

(El Nilómetro. Escala en piedra para medir las crecidas del río. Fuente: Wiquipèdia. http://ruta-33.blogspot.com/)

El primer período intermedio (2250-2025) sucede al Imperio Antiguo hasta que un nuevo faraón, Mentuhotep II de la XI dinastía, recupere la unidad. El Imperio Acadio, fundado por Sargón I de Acad en 2.334, cae en franca decadencia y desaparece en 2.154. Las civilizaciones del Indo parecen sufrir las fatales consecuencias de estos reveses climáticos y unos imperios suceden a otros[6].

(Pirámides de Gizéh. Fuente: https://www.lacamaradelarte.com/2016/04/las-piramides-de-gizeh.html)

PERIODO CÁLIDO MINOICO (1500-1200 A. c.)

La civilización minoica se establece desde el Neolítico en la isla de Creta. Su importancia como emporio marino se data entre el 2700 y el 1200 a. C. fecha en la que viven el embate de los Pueblos del Mar. El desarrollo comercial marítimo se habría producido en su máximo esplendor entre el 1500 y el 1200 a. C. apoyado por unas excelentes condiciones climáticas. Podríamos estar en una anomalía de +1,2 ºC.

El MEDITERRÁNEO ORIENTAL EN 1200 A.C.

Las invasiones de los Pueblos del Mar a fines del siglo XIII a. C. trastocan todo el entramado de Mediterráneo oriental. No hay acuerdo entre los historiadores sobre este proceso y se duda incluso de su existencia. Los partidarios de la realidad de las mismas también difieren en las causas que motivan los movimientos, violentos y pacíficos, en torno a estos lugares. No vamos aquí a desarrollar dichos acontecimientos pero sí nos detendremos en las causas climáticas que podrían explicar el éxodo de poblaciones hacia estos viejos territorios del Mare Nostrum.

(Fuente: https://arrecaballo.es/edad-antigua/carros-de-guerra/invasion-de-los-pueblos-del-mar/)

La cultura micénica en la península Helénica, los minoicos, los Hititas y el Egipto de los faraones se vieron afectados por la llegada de unas poblaciones que acabaron con el difícil equilibrio geopolítico y comercial de la zona. Sólo el Imperio del Nilo sobrevivirá pero ya no volverá a ser el de siglos anteriores. Grecia entrará en la llamada Edad Oscura hasta que cuatrocientos años después alumbre la Época Arcaica. El Imperio Hitita se desmorona y su zona Sur de influencia es ocupada por los Asirios. Eran los últimos tiempos de la dilatada Edad del Bronce antes de entrar en la Edad de Hierro.

Las prolongadas sequías desde el 1200 sobre amplias zonas de la península Helénica y Anatolia colapsaron la cultura micénica, también Creta, y el Imperio Hitita, al mismo tiempo, desplazados climáticos, ante la falta de cosechas y alimentos, procedentes del Norte de la Hélade, irrumpieron en este complejo y débil sistema geopolítico. La llegada de vientos secos del Sahara a estas latitudes, de forma prolongada, era la causa más directa de las mencionadas sequías. El impulso caliente del desierto estaba provocado por los vaivenes de la Oscilación del Sur o El Niño, de la zona de Convergencia Intertropical y la circulación marina del Atlántico Norte.

Las causas climáticas expuestas en este párrafo fueron iniciadas por Rhys Carpenter, estudioso del mundo clásico en el Bryn Mawr College, en 1966. Más tarde Reid Bryson y Don Donley de la Universidad de Wisconsin y Hubert Lamb, Universidad de East Anglia[7].

EL MUNDO MEDITERRÁNEO (1200-200 A.C.). ENFRIAMIENTO.

Una época de enfriamiento sucedió en el Mediterráneo tras el período anterior. Del 1200 al 200 a.C.., las temperaturas fueron más frías, los veranos más cortos y nubosos, sequías prolongadas, inundaciones y “mares borrascosos”. Situación que llega hasta el Óptimo Climático Romano. Estos siglos coinciden con la aparición y desarrollo del hierro.

A pesar de estas condiciones todo el Mar Mediterráneo adquiere una mayor importancia como lugar de expansión y comercio. En el primer milenio antes de nuestra era, fenicios y griegos desarrollan su actividad por él. Los cartagineses, con base en la anterior colonia fenicia de Cartago (Túnez), ocupan el Sur-Oeste; los etruscos crean su civilización en Italia. Sin embargo, una ciudad, Roma, a partir del siglo VI a. C., inicia su expansión por estos lugares hasta llegar a convertir esta masa de agua en el Mare Nostrum. Pero los romanos van a contar para ello con un gran aliado.

EL ÓPTICO CLIMÁTICO ROMANO. (200 a. C. – 150 d. C.)

Roma aparece en la historia en el siglo VIII a. C. cuando una serie de poblaciones se sitúan en torno a las siete colinas y se constituyen como una ciudad-estado. En esos momentos se encuentra bajo la influencia de la civilización etrusca y gobernados por monarcas dependientes de ella. En el 509 a. C., los romanos expulsan al último rey, Tarquinio el Soberbio,  instituyéndose como una república patricia. Hasta el 27 d. C., año de creación del Imperio, Roma se expande por todo el Mediterráneo convirtiéndose así en la primera potencia del momento. Esta expansión continuará en el siglo I de nuestra era hasta alcanzar la máxima extensión imperial en límites de los ríos Rin y Danubio (excepto la Dacia, situada en la orilla izquierda), el desierto del Sahara, Escocia y los ríos Tigris y Éufrates. Los contactos comerciales se producían en todas direcciones, por tierra, gracias a las calzadas, y por mar, que también eran vías de transporte de los ejércitos. El Océano Índico eran unas aguas de tránsito de barcos que llegaban de Oriente hasta el Mar Rojo.

(El Imperio romano en el siglo II. Fuente: Romana Insolentia. https://romanainsolentia.com/2014/11/10/la-aparicion-de-los-godos-en-la-sociedad-y-el-ejercito-romano/ )

La capacidad militar conseguida gracias a una organización política y ciudadana bien estructurada permitieron a Roma la conquista de este parte del Mundo. Los potentes ejércitos, las calzadas, la colonización de territorios, el comercio, el latín, unificaron el Mare Nostrum. La Ciudad Eterna se vio beneficiada por un clima favorable entre los siglos III a. C. y III d. C., con un óptimo entre los años 200 a. C. y 150 d. C., es el llamado Óptimo Climático Romano.

Los siglos I-II de nuestra era son conocidos en la historia del Mundo clásico como la “Pax Romana”, una etapa de relativa tranquilidad militar, de expansión económica y de máxima extensión del Imperio. Años que coinciden con el período climático que da título a este apartado.

Las temperaturas medias de esa etapa eran 1º mayor que las actuales. Estas circunstancias se aprecian especialmente en el Atlántico Norte y su influencia en Europa. Un clima más cálido, húmedo y estable favorecía los cultivos agrícolas. Abundantes cosechas de cereales se producían en la Península Ibérica o el Norte de África, granero de Roma, el aceite de oliva de Hispania llenaba las ánforas de los barcos, el vino griego hacía lo propio. No sólo Roma, el resto del Imperio se surtía de todo lo necesario para la vida. En Britania y el Sur de Alemania se cultivaba la vid que cubría las necesidades de vino de esas tierras. Productos de lujo procedentes del lejano Oriente llegaban al Mediterráneo por el Índico, tal como hemos señalado anteriormente.

Las causas de la bonanza climática son varias. La escasa incidencia del fenómeno de El Niño en el Pacífico Sur (ENOS u Oscilación del Sur), la menor actividad volcánica o el desplazamiento de los anticiclones de las Azores hacia el Sur (OAN u Oscilación del Atlántico Norte), estarían en el origen de dichas causas. Pero conviene indicar la importancia del desplazamiento del ecotono que se encuentra entre la zona continental y mediterránea hacia latitudes más septentrionales permitiendo así la entrada por el corredor del Mare Nostrum de borrascas húmedas.

A finales del siglo II el Mundo romano verá el final de esta etapa de bonanza. Ya con Marco Aurelio (161-180 d. C.) se atisban tiempos convulsos.

(Busto del Emperador Marco Aurelio. Fuente: – Photothèque du musée Saint-Raymond, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=97131451)

Las amenazas de pueblos germánicos en las fronteras del Norte obligan al Emperador a acudir en persona para defender el limes. En el año 165 aparece la primera gran epidemia en el entorno Mediterráneo, la Peste Antonina, una plaga de viruela, venida del Este que causó grandes estragos. En el 192 d. C muere el último Imperator de la dinastía Antonina, Cómodo, hijo de Marco Aurelio. El clima ya daba indicios de una cambio significativo desde mediados de la segunda centuria, el óptimo romano se acaba, llegaban unas condiciones atmosféricas más volubles, menos estables, un nuevo período aparece en nuestro entorno[8].

TRANSICIONAL ROMANO TARDÍO (150 – 450 d. C.)

La bonanza de los años anteriores tocaba a su fin. En el apartado anterior hemos visto los signos y circunstancias que anunciaban la crisis del siglo III. Las décadas que van del 235 al 284 desarrollan este período del Imperio donde la anarquía militar, la crisis política, las dificultades económicas, la inflación, la presión de pueblos bárbaros en la frontera Norte y Este provocaron momentos convulsos en la Pax Romana de tiempos atrás. Epidemias recurrentes como el sarampión o el tifus golpeaban ahora con mayor fuerza a la población, sin embargo una nueva pandemia llega en el 249 a Alejandría y dos años después la encontramos en Roma, era la Peste de Cipriano, descrita por este obispo de Cartago. Su impacto llega hasta el año 270. Hablamos de ébola, un filovirus que alcanza por primera vez a estas zonas del Mundo.

La recuperación de la crisis se produce, como hemos dicho, a partir del 284 aunque las consecuencias de la misma acompañarán al Imperio hasta su desaparición en el 476. Los cambios vinieron para quedarse en el entorno del Mediterráneo occidental y llegan hasta la implantación del feudalismo en la Alta Edad Media. Las reformas del Emperador Diocleciano (284-305) permitieron la supervivencia de la potencia mediterránea aunque se materializaba su división en dos bloques, Occidente, en decadencia y en clara ruralización y Oriente, la zona próspera, rica, que perdurará mil años.

Una nueva etapa climática acompañará estos acontecimientos. Había finalizado el Óptimo Climático Romano. El frío, los años de sequía y especialmente la variabilidad atmosférica fueron una constante de los nuevos tiempos. El Obispo de Cartago, San Cipriano, citado anteriormente, nos habla de los gélidos vientos que soplaban con frecuencia en el Norte de África y de años donde el brillo del Sol era mortecino o débil, una clara referencia a la turbia atmósfera mediatizada por el vulcanismo.

Las condiciones adversas se produjeron en todos los ecosistemas e incluso con mayor fuerza más allá del entorno mediterráneo. Las vides que se cultivaban en Alemania y Britania dejan de hacerlo al acabar el siglo III. Los olivos que habían ganado terreno en la Galia también desaparecen. Estos cambios que afectan a otros cultivos igualmente inciden en poblaciones que se habían expandido en las condiciones favorables de siglos anteriores. Sus desplazamientos, pacíficos o violentos, hacía la frontera romana, pueden considerarse desplazamientos climáticos. La búsqueda de tierras de cultivo, riquezas de las ciudades, seguridad ante la presión de otros poblaciones provenientes de la estepa asiática también afectadas por cambio climático, son las causas de estos importantes movimientos humanos.

A la espera de una mayor concreción en la actividad solar o en los ciclos Milankovitch sobre la rotación de la Tierra para explicar los avatares de la atmósfera en esta época, nos acogemos a dos fenómenos que se producen con insistencia, la actividad volcánica y el OAN. Del 235 al 265 d. C. se detectan, al menos, cinco grandes erupciones que afectan a la calidad del aire en gran parte del Hemisferio Norte. Por otra parte, la Oscilación del Atlántico Norte (OAN), es decir, la relación entre el anticiclón de las Azores y las bajas presiones de Islandia, fueron otro factor a tener en cuenta. La situación y la fuerza de estos dos centros de presión atmosférica provocan el recorrido de borrascas húmedas hacia el Noroeste del continente o hacia latitudes mediterráneas, favoreciendo o castigando unas zonas u otras.

El siglo IV, sin un retorno a las favorables condiciones del Óptimo Romano, fue un respiro en las inclemencias medioambientales. Las temperaturas fueron más cálidas que en siglos precedentes (se observa un retraimiento de los glaciares alpinos), la actividad volcánica fue escasa, las borrascas favorecieron a la Europa Norte y Occidental pero no así al Mediterráneo o a Próximo Oriente (se han encontrado señales de aridez en lagos de la Península Ibérica). Hubo en cambio un rasgo común, la variabilidad de un clima impredecible, una característica que no favorece la estabilidad necesaria en el desarrollo de las sociedades humanas.. Sin embargo, el siglo IV fue un espejismo si vemos los acontecimientos de los siglos venideros.

LA PEQUEÑA EDAD DEL HIELO DE LA ANTIGÜEDAD TARDÍA (450 – 700). (¿700 – 900?)

A mediados de siglo V ya eran perceptibles las nuevas condiciones climáticas que se anunciaban décadas atrás. El Imperio romano de Occidente convivía de forma pacífica o violenta con pueblos de más allá de su frontera Norte. Algunos de estos pueblos habían intentado entrar en los espacios más ricos de Oriente pero habían sido rechazados. La llanura húngara era una vez más un punto clave de asentamiento de poblaciones en su deseo de ocupar unas tierras fértiles, huyendo de unas condiciones medioambientales nocivas o por el empuje de otros colectivos venidos de Asia. En el 406 los Hunos empujan a Suevos, Vándalos, Alanos y Burgundios a cruzar el Rin y en 409 los tres primeros cruzan los Pirineos y se instalan en Hispania. Con Atila los Hunos crean un gran imperio euroasiático y a pesar de ser derrotados en el 451 en el Sur de la Galia por un ejército aliado de romanos y visigodos, su dominio no se desmoronará hasta la muerte de su caudillo dos años después. En el 476 es depuesto el último Emperador, Rómulo Augústulo, por Odoacro, rey de los Hérulos. En esas fechas los visigodos ya estaban en Hispania tras un tratado con Roma para habitar estas tierras y luchar contra los pueblos germánicos que entraron en el 409. Los Francos se afirmaban en el Norte de la Galia y los Ostrogodos acabaron instaurando un reino en Italia tras la expulsión de los Hérulos en el 493[9].

(Europa en el siglo VI. El color naranja refleja la máxima extensión del Imperio de Constantinopla o Imperio Bizantino. Fuente: Características. https://www.caracteristicas.co/imperio-bizantino/)

Estas condiciones geoestratégicas, políticas, de movimientos de pueblos, de los que solo hemos dado algunos ejemplos, se encuentran en los albores de esta pequeña edad del hielo que actúa como uno de los motores básicos de la Historia. Un período que se enmarca entre la caída de Roma y la llegada de los musulmanes a la Península Ibérica y sobre el cual conocemos más datos gracias a las nuevas investigaciones sobre los llamados “siglos oscuros”. Son los mismos siglos que ven la formación y desarrollo de los primeros reinos germánicos: el Merovingio (francos) en la Galia o el Hispano-Visigodo de Toledo e igualmente son testigos del auge de la Constantinopla de Justiniano el Grande (482-565) y su decadencia en años posteriores. En el siglo VII los musulmanes se extienden por Oriente y el Sur de Mediterráneo truncando la unidad comercial de este mar.

La Peste de Justiniano llega en el 541 y afectará a gran parte de Europa y Norte de África. Sabemos que se trata de peste negra provocada por la Yersinia Pestis, bacilo portado por pulgas de la rata negra. Su origen está en la meseta del Tibet y se propagó a través del comercio que discurría por el Océano Índico hasta el Mar Rojo. Tras un primer gran impacto tenemos oleadas hasta mediados del siglo VIII. Un clima más seco y frío provocaba modificaciones en el hábitat de animales como la marmota o el gerbilino que actúan con una especie próxima al hombre, la mencionada rata negra que le acompañaba en mercados y barcos.

Un clima más seco, más frío, pero especialmente, y volvemos a remarcar este hecho, más impredecible, fueron la tónica dominante con picos de fenómenos extremos: años torrenciales con desbordamientos de ríos, el Ródano (563, 572, 583), el Guadalquivir (la crecida del 675 fue la más notable); hambrunas por sequía en la España visigoda (620, 675, 680, 707, 711), catástrofes unidas a enfermedades como la malaria en Italia (450-451) o plagas de langosta en el Este del Mediterráneo (500) son algunos testimonios de los malos tiempos.

Las décadas que van del 530 al 540 sufren un incremento considerable de la actividad volcánica. El año 536 fue un año sin verano, las temperaturas cayeron una media de 2,7º respecto a otros anteriores. Pero los volcanes con sus erupciones a la atmósfera son fenómenos acotados en el tiempo, transitorios. Otra circunstancia más perdurable afectó al clima de estos siglos, hablamos de la irradiación solar. La ausencia de manchas solares y por lo tanto de una disminución del calor que llega de nuestra estrella provocó una caída de temperaturas a unos niveles inferiores al mínimo de Maunder del siglo XVII, con una etapa inusualmente gélida, la del 530 al 680. Estudios en los núcleos de hielo (restos de cenizas de esta período) y los círculos de los árboles (confirmados en zonas tan alejadas como los Alpes y el macizo de Altai chino) vienen a demostrar estas condiciones adversas. A todo ello habría que añadir una fase de bajas presiones en el Atlántico Norte que afectaron a este hemisferio terrestre. Los documentos históricos recogen estas inclemencias: crónicas de eruditos de la época relatan cuestiones como la falta de calor solar o el importante incremento de rogativas cristianas para atraer el favor divino de las lluvias.

Anteriormente hemos reflejado de forma muy sucinta las migraciones de pueblos de los siglos IV y V. Entre los siglos VI y VIII se observan movimientos geoestratégicos y poblacionales igualmente importantes. ¿Estaría el cambio climático detrás de estos vaivenes? Dejamos constancia de algunos ejemplos:

La península de Arabia recibió de forma notable en la séptima centuria más lluvias de las habituales para un desierto favoreciendo la cría de camellos y otras especies animales con el consiguiente aumento demográfico. Con la unificación de tribus por Mahoma en el 622, año de la Hégira, los musulmanes inician una expansión hacia todos los puntos cardinales creando una vasta unidad cultural y religiosa que llega hasta nuestros días.

Las dificultades de Oriente Medio provocan la decadencia del Imperio Sanánida, gran enemigo de Constantinopla que es sustituido por los musulmanes. Al mismo tiempo poblaciones turcas se acercan a Anatolia, rica en pastos para el ganado.

Los Ávaros, procedentes de la estepa asiática, llegan a las inmediaciones de la Europa del Este en el siglo VI creando posteriormente un gran imperio, que llegó con diversa intensidad hasta principios de la novena centuria cuando son desintegrados por Carlomagno y los búlgaros.

Esta pequeña edad de hielo la sitúa Kyle Harper entre el 450 y el 700 como ya hemos reflejado en el título de este apartado. No obstante este clima frío se prolonga en el siglo VIII al igual que lo hacen las oleadas de peste negra. En el siglo siguiente tenemos episodios de frío intenso, basta recordar que el Nilo se hiela parcialmente en el 829. ¿Son estos episodios suficientes para caracterizar los siglos que estudiamos antes de llegar al calentamiento medieval?

Los movimientos humanos desde la estepa euroaiática no dejan de ser un termómetro de variabilidades climáticas y/o crecimiento demográfico que empuja a colectivos a presionar a sociedades ricas establecidas en el Sur, China; o el Oeste, Imperio Romano de Oriente o también a las llanuras húngara y rusa. Oros desplazamientos en el mundo europeo también reflejarían esas circunstancias. Ya hemos citado que los Ávaros son destruidos como potencia a principios del siglo IX y su lugar es ocupado en la vertiente Norte del bajo Danubio por los magiares o húngaros, nómadas de Ucrania. Igualmente pueblos eslavos y normandos presionan territorios de Carlomagno en dicho siglo

La cuestión no queda resuelta hasta el momento pero un pueblo viajero nos puede dar luz al clima de los siglos inmediatamente anteriores al Período Cálido Medieval, nos referimos a los vikingos. Estas poblaciones noruegas se extendieron en todas direcciones en los siglos que estamos explicando pero su llegada a tierras del Oeste, Islandia (874), Groenlandia (985) y posiblemente Canadá (circa 1000) nos sugieren un clima que se torna más benigno en esas latitudes del Océano Atlántico. No solo llegan a esas tierras sino que se asientan y crean colonias perdurables en función de una agricultura y ganadería sostenibles, una pesca en abundancia, contactos con pueblos inuit y mares desprovistos en gran parte de hielo. Volveremos a esta expansión en el apartado siguiente pero dejamos constancia de unas condiciones favorables sin la cuales difícilmente estas poblaciones creadas a su paso, con sus respectivas iglesias y obispos,. hubieran llegado lejos en el tiempo.

A modo de conclusión no podemos afirmar con rotundidad que la Pequeña Edad del Hielo de la Antigüedad Tardía vaya más allá de los siglos VII y VIII, tampoco podemos decir que desaparecieran las oleadas de frío o que arribara un tiempo más estable, pero tampoco nos situamos en períodos gélidos o en un ambiente permanentemente cálido. ¿Etapa de transición o etapa intermedia? Esperaremos futuras investigaciones.

PERÍDODO CÁLIDO MEDIEVAL (Circa 900 – circa 1300)

El Período Cálido Medieval marca una etapa de la Historia, claramente en Europa, de temperaturas más altas, entre 1,5 y 3 grados más elevadas, más lluvias y un estatus medioambiental más estable[10].

La cronología amplia la hemos situado en el título de este apartado pero con más intensidad ese cálido medieval se produce entre el 1000 y el 1200 en Europa, zonas de China y el Oeste de Norteamérica.

(Europa en el año Mil. Fuente: Wiquipedia. https://flautarociera.com/ccss/?page_id=3797)

Durante los siglos anteriores, con un origen remoto en la crisis de la tercera centuria del Imperio Romano, se modeló un sistema de ruralización económica, social, política y jurídica que conocemos como Feudalismo. Este sistema perduró, modificado en el tiempo, hasta las revoluciones de los siglos XVIII y XIX. La difícil situación climática que hemos expuesto, la llegada de pueblos germánicos, la inseguridad que se vivía en las ciudades, la falta de poderes políticos fuertes, fueron las causas más significativas que explican la instauración en toda la Europa cristiana del entramado feudal. Hacia el siglo X ya queda perfectamente definido en torno a unas relaciones de dependencia personal. Hasta el siglo XI el Mundo urbano era reducido, en algunos momentos de zozobra política las únicas autoridades que se mantuvieron en ellas fueron los obispos. A partir del mencionado siglo XI, con una economía en auge y la ausencia de invasiones externas, las ciudades se recuperan al unísono con el comercio a larga distancia. Hasta entonces, únicamente las urbes del Norte de Italia y Países Bajos habían mantenido una cierta vitalidad. Veamos con mayor detenimiento este tiempo de crecimiento y sus componentes climáticos.

El milenarismo que aparece en Europa, una teoría sobre el fin del Mundo en el año 1000, no frenó el crecimiento que nuestro continente experimentaba, al contrario, fue tomando impulso en las décadas posteriores. Desaparecidas las amenazas exteriores, diversas iniciativas llevan a la conquista de Tierra Santa, son las Cruzadas (1096 – 1272). El motivo principal era la ayuda a Bizancio ante el peligro de los turcos selyúcidas, sin embargo no hemos de olvidar el deseo de conquista de nuevas tierras o de aventuras para una nobleza en expansión y una economía en crecimiento.

Nuevas tierras de cultivo y pastos son ganadas por agricultores y ganaderos a bosques, a humedales, incluso al mar, como sucede en Holanda. Las innovaciones técnicas en el arado, las colleras para los caballos o sistemas de cultivo mejoran la producción en las fértiles tierras del Norte y Oeste del viejo continente. La vid vuelve a Inglaterra e incluso al Sur del Báltico o la Selva Negra alemana. Los olivos se observan en el Norte de Francia. Unas buenas perspectivas agropecuarias también se dan en las zonas más áridas del Mediterráneo. La organización ganadera de la Mesta se crea en Castilla por Alfonso X el Sabio en el año 1273 para la producción de la oveja merina, especie traída por los musulmanes a la Península Ibérica.  El desierto retrocede en el Norte de África que produce cada año buenas cosechas de cereales. Todo ello son ejemplos de las buenas condiciones climáticas que reinan en estos siglos.

La producción textil, organizada en gremios, nutre en las ciudades a una población en crecimiento, un crecimiento débil en números absolutos, propio de sociedades pre-industriales, pero continuado. Las expectativas de buenas cosechas, año tras año, favorecidas por un clima benigno, adelantan la edad de los matrimonios y por lo tanto la natalidad. Esta ola ascendente se da en el campo pero también y con fuerza en el mundo urbano. La población europea llega a los 80 millones de habitantes a mediados del siglo XIV cuando a principios de la undécima centuria estaba en torno a los 35 millones

Los excedentes cada vez mayores van a los mercados que con las conexiones a larga distancia crecen, como lo hacen las ferias. Tenemos algunos ejemplos. Los vikingos tras su expansión en siglos anteriores son ahora grandes comerciantes por mar y por tierra destacando en este sentido la ruta interior por el Volga que conecta con Oriente. El Danubio es una arteria comercial de primer orden. Las rutas que enlazan el Norte de Italia y los Países Bajos convergen en las importantes ferias de Champagne, Francia, donde se ofrecen y compran productos de todos los lugares. Oro y esclavos negros provenientes de África llegan al puerto de Barcelona donde siguen camino hacia mayores latitudes. La ruta de la seda conecta la lejana China con Europa.

Las peregrinaciones a Jerusalén compiten con las que se dirigen a Roma y a Santiago de Compostela. Éstas últimas toman un impulso inusitado convirtiéndose también en ruta comercial.

Los constructores elevan edificios por doquier. El esplendor del Románico se produce entre finales del siglo X y principios del XIII. Ya desde finales del XII, un nuevo estilo, el gótico, levanta grandes catedrales, edificios de mayor altura y suntuosidad reafirmando así la influencia de los obispos por una parte y una creciente burguesía que se aparta del feudalismo rural por otra.

(Iglesia románica de Frómista, siglo XI. (Palencia). Fuente: Wiquipedia. De Tovaritx – Trabajo propio, CC BY-SA 3.0 es, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=35735439))

(Catedral gótica de Brugos, siglos XIII-XVI. Fuente: Vivecamino. https://vivecamino.com/burgos/catedral-burgos-3237/)

La expansión vikinga por el Norte del Océano Atlántico se ha convertido en el mejor testigo de la benignidad del clima en el período que exponemos. Ya no hemos referido a este pueblo en líneas anteriores pero veamos ahora más detalles de esta civilización en lo que respecta a las altas latitudes oceánicas.

(Expansión vikinga en la Edad Media. Fuente: Wiquipedia. De en:User:Bogdangiusca – Earth map by NASA; Data based on w:File:Viking Age.png (now: File:Vikingen tijd.png), which is in turn based on http://home.online.no/~anlun/tipi/vrout.jpg and other maps., CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=81232 )

A comienzos del siglo XI los nórdicos se encuentran perfectamente asentados en Islandia, Groenlandia y posiblemente en la costa de Canadá (isla de Baffin y Terranova). En otro momento hemos mencionada la circunstancia de un benigno clima que favorecía la navegación por el Norte de este océano desde al menos el siglo IX. Este clima permitía el cultivo de cereales como la cebada, buenos pastos para el ganado y aguas donde abundaban los bancos de pescados tan valiosos como el bacalao. El contacto con pueblos Inuit (esquimales) y los pueblos Thule (cazadores de ballenas), dio ocasión a un intercambio de productos que a su vez permitía la exportación, desde estas tierras a Europa, de pescado, de marfil de los colmillos de morsas, de pieles de foca, de madera de Norteamérica… Todo este entramado socio-económico se diluye con el nuevo cambio climático del siglo XIV. El obispado de Groenlandia, creado en 1210 desaparece en el siglo XV ante la insostenibilidad de la población en la “tierra verde”.

Las buenas condiciones climáticas de estos lugares no eran características generales para todo el Planeta. La sequía fue muy constante al Oeste de Norteamérica, en el Sahara o la estepa asiática. Así volvemos a la esa estepa, termómetro y barómetro climático gigante. Gengis Kan, unifica las tribus mongolas en un período de escasas lluvias que agostaba los pastos para el ganado de estos pueblos nómadas. Su expansión se produce desde finales del siglo XII y la siguiente centuria, alcanzando el Pacífico por el Este, Europa Oriental y Mesopotamia por el Oeste y englobando a China por el Sur. Se había constituido de esta manera uno de los imperios más grandes de todos los tiempos.

(El Imperio Mongol en el siglo XIII. Fuente: Istock. https://www.istockphoto.com/es/vector/mongol-empire-conquista-mapa-gm465596460-59587858)

(Estatua ecuestre de Gengis Kan. Tsonjin Boldog, Mongolia. Fuente: https://computerhoy.com/noticias/life/esta-es-estatua-ecuestre-mas-grande-del-mundo-quien-es-71509)

¿Qué causas climáticas provocaron la caracterización del Período Cálido Medieval? Según Brian Fagan son un “misterio”. Con respecto a la época anterior constatamos una mayor radiación solar (Máximo Medieval, 1100-1250) y una menor actividad volcánica. Por otra parte, el sistema de altas y bajas presiones del Atlántico Norte (OAN), fue favorable a Europa pero provocó sequías en la estepa asiática. Igualmente podemos afirmar que ni afectó a todo la Tierra ni afectó de igual forma allí donde se ha demostrado que ocurrió. Quedamos a la espera de nuevos estudios al respecto.

LA PEQUEÑA EDAD DEL HIELO (1300-1850)

La características climáticas de siglos anteriores van a cambiar en pocas décadas, especialmente allí donde habían incidido con más fuerza, Europa, el Atlántico Norte, la estepa asiática y la costa oriental del Pacífico. No obstante las nuevas condiciones medioambientales fueron ahora más generalizadas a lo largo de los ecosistemas terrestres. La cronología amplia de la etapa que iniciamos se refleja en el título (1300-1850) aunque tenemos un subperíodo especialmente frío (1645-1715), llamado Mínimo de Maunder. Nos ocuparemos de ello más adelante.

Las seis centurias que siguen nos muestran un clima más frío pero sobre todo más variable, impredecible, que hace más difícil la adaptación de los seres vivos de sus ecosistemas. Frente a estas adversidades vamos a ver también la enorme capacidad humana de superación y progreso. Europa cimenta en ese tiempo un desarrollo expansivo, que la llevará a ser la zona más desarrollada del Mundo y entrar en la Revolución Industrial de los siglos XVIII y XIX. Desde aquí las transformaciones llegarán a otras partes del Globo.

Las primera décadas del trescientos medieval muestran sucesos medioambientales extremos. El frío invernal del 1309-1310 provocó la helada del tío Támesis y algunas zonas del Báltico y Mar del Norte. 1315 se conoce como el año del gran diluvio que provocó las grandes hambrunas de ese año y el siguiente. El efecto de los cambios en las cosechas y la navegación marítima se hacen visibles en el Norte de Europa. En cambio Francia, La España medieval o Italia resisten aún durante la primera mitad del siglo XIV.

El escenario brevemente descrito sufrirá el embate de un enemigo externo venido del extremo Oriente, un agente ya conocido en la Antigüedad, la peste negra. El brote que llega a Europa en 1347 se origina de la manera tradicional ya descrita en aquellas lejanas tierras que también viven bajo el cambio climático. Las oleadas del bacilo Yersinia pestis acometerán el Viejo Continente hasta 1720, junto a otras enfermedades infecciosas endémicas que quedaban solapadas por este jinete del Apocalipsis. Tifus, malaria, sarampión… o azotes más graves como la viruela acompañaban a la gran calamidad. Una población que comenzaba a sentir las consecuencias de las malas cosechas, de hambre, también los enfrentamientos como la “Guerra de los Cien Años” entre Francia e Inglaterra, era pasto fácil para las enfermedades citadas porque les provocaba una mortalidad catastrófica. Se calcula que los habitantes europeos descendieron en un tercio de 1347 a 1352, estragos producidos igualmente en la estepa asiática y el Norte de África.

(El triunfo de la muerte (1562), óleo de Pieter Brueghel el Viejo. Fuente. Wiquipedia. https://www.elconfidencial.com/cultura/2020-03-12/la-peste-negre-historia-benedictow-coronavirus_2471127/

La segunda mitad del trescientos y los primeros años del siglo XV viven en la nueva etapa climática que como hemos dicho llega a 1850. En otros apartados hablamos de la estepa asiática como termómetro gigante del clima, podemos decir lo mismo de las tierras colonizadas por los vikingos en el Atlántico Norte. El frío de fines de la Edad Media y Edad Moderna hizo crecer los glaciares y las placas de hielo de esa zona del océano, los cultivos no resistían el descenso térmico y los bancos de bacalao se retiran a aguas más agradables. A finales del siglo siguiente se había interrumpido el comercio de marfil de colmillos de morsa que es sustituido en Europa por el procedente de elefantes africanos. Los inuit, mejor adaptados a condiciones extremadamente frías, ocuparon las zonas que habían abandonado los vikingos.

Los siglos modernos, XVI, XVII y XVIII, se encuentran inmersos en la Pequeña Edad del Hielo. Vistos por centurias y en la perspectiva económica fueron épocas diferentes. Crecimiento en el XVI, crisis en el XVII y mayor crecimiento en el XVIII.

1453, año de la conquista de Bizancio por los turcos, marca el paso de la Edad Media a la Edad Moderna. La crisis del siglo XIV se había superado y comienza un período expansivo que continúa en las décadas siguientes. ¿Cómo se conjugan un clima menos benigno y una etapa de expansión? Hemos afirmado que ese clima fue más frío pero no fue una tendencia constante, se alternaron los años muy gélidos con otros más llevaderos, pero su variabilidad es la característica predominante. En esta situación y en economías pre-industriales, el crecimiento agrícola se realiza expandiendo la superficie cultivada. Muchas tierras dejadas de roturar en la crisis pasada se vuelven a poner en cultivo, las condiciones del campesinado en Europa Occidental son mejores que en los siglos más asfixiantes del primer feudalismo. El rendimiento no mejoraba, excepto allí donde había abundante estiércol animal, tierras húmedas o irrigables. Era una agricultura de subsistencia con la excepción de las conurbaciones de las ciudades y algunas zonas que disponían de mucho ganado o dirigían parte de la tierra a plantas textiles, como el lino. Sería el caso de Países Bajos y luego Inglaterra. Una población en crecimiento favorece la actividad artesanal y los buenos salarios.

Un factor determinante va a irrumpir con fuerza en el cambio del siglo XV al XVI y va a quedarse para siempre, los descubrimientos. Las colonizaciones portuguesas y españolas comenzaron a globalizar la economía: el comercio, la industria naval, la extracción de minerales. Los intercambios de productos entre Europa, África ecuatorial, América y Asia beneficiaron a toda Europa. Tras los conquistadores ibéricos vendrían ingleses, holandeses, franceses. Los avances en navegación como barcos, instrumentos de medición, etc. distanciaron a Europa del resto del Mundo donde no se produjeron estos adelantos. El capitalismo mercantil dominaría los siglos modernos.

A finales del Dieciséis la actividad se ralentiza, era un anuncio de la crisis del siglo XVII. Esta crisis no fue tan profunda como la del siglo XIV ni afectó de forma similar a todas las zonas. La sufrió con fuerza el Mediterráneo, España, el Este del continente. En una situación intermedia quedó Francia y otras tierras del Norte. Países Bajos e Inglaterra mejoraron sus expectativas. El comercio colonial no se retrajo, continuó su escalada.

A nivel climático estos años fueron los más complicados de la era. Se han barajado varias  cronologías para fijar los períodos más difíciles: 1500-1700, 1600-1750, 1645-1715. Podemos asegurar que el mínimo de Maunder, la menor actividad solar por la ausencia de manchas en la estrella, se produce entre la segunda mitad del XVII y primeros años de la centuria siguiente[11]. La menor irradiación solar provocó un descenso de temperaturas que ya recogieron los artistas de la época en diversos cuadros cuando pintaban el Rin o el Támesis completamente helados. El crecimiento de los glaciares alpinos, arrasando poblaciones y cultivos, testificaban este descenso térmico.

(Pintura de Abraham Hondius, el Támesis helado, 1677. Fuente: El Barroquista. https://elbarroquista.com/2015/12/01/pero-que-frio-hacia-en-el-barroco/)

El siglo XVIII vuelve a ser una época de crecimiento mayor que las anteriores. Las políticas ilustradas, las mejoras de cultivos como la rotación de cuatro hojas (sistema NorfolK) en Inglaterra, el crecimiento de población, especialización de cultivos. La generalización del trabajo a domicilio en zonas del NO de Europa preparaban a esta zona para el despegue industrial. Inglaterra lo hace desde mediados de siglo, el resto de Europa habrá de esperar a la centuria siguiente. En 1789 la Revolución francesa nos introduce en la Edad Contemporánea donde, paulatinamente, las estructuras tardo-feudales dan paso a sociedades y Estados liberales. Para Francia supuso una reforma agraria que creó una gran clase media de campesinos mejorando sensiblemente la agricultura gala.

Las explicaciones del la Pequeña Edad del Hielo las hemos centrado en Europa, continente donde se han realizado más investigaciones. Sucesos similares se han observado en China, La India, Nueva Zelanda o América, de la que nos ocuparemos más tarde. Detengámonos en algunas particularidades de la etapa que estamos exponiendo. La adopción de nuevos cultivos, sistemas agrarios o la pesca permitieron a las poblaciones de los lugares donde se llevaron a cabo adaptarse a condiciones climáticas severas y a los nuevos retos del crecimiento demográfico.

La patata fue traída a Europa por los españoles en el siglo XVI. Era un cultivo adaptado a temperaturas frías o climas extremos y una buena fuente de energía. Sin embargo, su consumo en el Viejo Continente tardo en generalizarse muchos años ya que era visto como un alimento impuro que crecía bajo tierra. Las diferentes iglesias llegaron a prohibir su uso y si a ello añadimos la cercanía de los europeos a los cereales tradicionales se explica las dificultades del tubérculo para su entrada en la dieta alimenticia. Pero el cambio climático allanó estos inconvenientes. Las inclemencias meteorológicas ponían en dificultad los cultivos cerealísticos, incluso los más resistentes como el centeno. En esta problemática se abrió camino la mencionada patata en gran parte de la Europa húmeda y fría. Fue determinante en lugares como Irlanda donde una enfermedad de esta planta provocó los años de la gran hambruna de la isla, 1845-1849[12].

En otro momento hemos explicado la adaptación a las nuevas circunstancias de Países Bajos e Inglaterra. Cultivo de plantas textiles, aumento de la cabaña ganadera para aprovechar sus productos y el estiércol, actuaciones que se daban en unas tierras húmedas que al dejar menos tierras en barbecho eran más productivas. Un salto en este sentido fue dado en Inglaterra con el ya citado sistema Norfolk. Ideado por Lord Townshend, se alternaban cuatro hojas de cultivo sin barbecho: trigo, cebada, nabos y alfalfa. De esta forma se cosechaban cereales para alimentación, plantas forrajeras para el ganado y la tierra producía todo el año. Era la revolución agraria que antecedía a la Revolución Industrial.

(Esquema del sistema Norfolk. Fuente: Wiquipedia. Murciaeduca.es)

La retirada del bacalao a aguas menos gélidas modificó los hábitos de pesca no solo a los vikingos sino a otros colectivos que se dedicaban a ella. Un caso paradigmático sería el de los vascos. Estos pescaban y comerciaban con bacalao del Norte de Europa que conservaban con la sal proporcionada en el interior de España. Los vascones siguieron el cambio de rumbo de los peces y continuaron con sus hábiles técnicas de la Mar llegando hasta Terranova.

El enfriamiento que se produce a partir del siglo XIV destruyó o dejó inservibles muchas piscifactorías desarrolladas en el Período Cálido Medieval en los ríos del interior de Europa: esturiones, carpas… Estos alimentos dejaron de completar la dieta de gran parte de la población. Las capturas de bacalao no cubrían todas las necesidades. Los arenques fueron un sustituto pero con un sabor y texturas más bastas las clases adineradas los adobaron con especias favoreciendo así su comercio.

La primera mitad del siglo XIX representa el final de la Pequeña Edad del Hielo. El Ochocientos comenzaba en Europa con las guerras napoleónicas que mantuvieron encendido el Continente hasta 1815. El emperador francés vivió en primera persona los estragos climáticos en la invasión de Rusia hasta el punto que esta circunstancia provocó el fracaso de sus planes para acabar con el régimen de los zares. El tifus y otras enfermedades completaron el desastre.

1816 fue conocido como el año sin verano. Había ocurrido en otras ocasiones como el período que va de 1783 a 1789 donde varios volcanes islandeses e italianos oscurecieron los veranos europeos. Pero la explosión del Tambora de la isla de Sumwaba (Islandia), 1815, fue uno de los episodios volcánicos más catastróficos ocurridos en la era de la Humanidad. Mató directamente a más de 60.000 personas y sumió la atmósfera del Hemisferio Norte en una neblina de dióxido de azufre disminuyendo la radiación solar sensiblemente. Se ha calculado un descenso térmico de 3 grados de media. Los efectos sobre las cosechas del año siguiente, 1816, fueron aterradores especialmente para una población que acaba de dejar las guerras napoleónicas. Las hambrunas, acompañadas por epidemias de cólera y tifus, fueron una tónica general.

La creación literaria de Frankenstein tiene su explicación en las circunstancias del año sin verano. A la residencia veraniega de Villa Diodati, cercana a Ginebra, habían llegado en ese año Lord Byron, su médico John Polidory, Mary Shelley, el poeta Perci B. Shelley y Claire Clairmont. Con frío y lluvia constante los tres inquilinos ocupados en beber alcohol y tomar láudano decidieron escribir un relato de terror para amenizar su encierro. De aquí surgiría la famosa novela de Frankestein, obra de Mary Shelley, donde se reflejan los experimentos sobre electricidad que entonces se estaban llevando a cabo y el frío clima que se vivía en osos momentos.

(Frankenstein interpretado por Boris Karloff. Fuente: Viasinapsis. https://viasinapsis.cl/frankenstein-el-monstruo-de-mary-shelley-al-cine-sonoro-parte-i/)

Hacia 1860 se inicia la recogida sistemática de datos meteorológicos en gran parte del Mundo. En esas fechas la Revolución Industrial está expulsando a la atmósfera gran cantidad de dióxido de carbono ininterrumpidamente hasta nuestros días. La Pequeña Edad del Hielo acaba en esas fechas, el clima se torna más cálido y estable con un aumento continuado de las temperaturas. Llegamos así a la última etapa que vamos a exponer. No obstante, nos preguntamos cuales fueron las causas del período inestable explicado en páginas anteriores.

Sus causas. Ya hemos hablado de una menor irradiación solar por una disminución de la actividad de nuestra estrella. Los episodios volcánicos fueron frecuentes si los comparamos con el Período Cálido Medieval. Pero las últimas investigaciones ponen el punto de atención en las alteraciones de las corrientes oceánicas del Atlántico Norte. ¿La cantidad de agua dulce de los glaciares de Canadá y Groenlandia depositada en el mar pudo modificar dichas corrientes?. ¿Podría volver a suceder un hecho de tal calibre?. A estas preguntas tratan de responder numerosos científicos que se ocupan de ello porque aún existen interrogantes no explicadas o que representan un misterio. Veremos.

EL CALENTAMIENTO ACTUAL (1850-2021)

A mediados del siglo XIX se produce el paso de la Pequeña Edad del Hielo a la etapa actual que se caracteriza básicamente por un aumento de las temperaturas generalizado y prolongado en el tiempo con la excepción de las décadas de 1950 a 1980 donde observamos un ligero descenso térmico. Aunque el comienzo de las décadas contemporáneas fue similar al período anterior, los registros hacen visibles un ascenso continuado con pequeños altibajos. La última ola de frío intenso se dio en Europa en el invierno de 1884 a 1885. El Támesis se heló pero no se cubrió totalmente de una capa sólida como sucedía en otras épocas.

En el siglo XX observamos un ascenso de 0,6º de media aunque más acusado en el Hemisferio Norte. Los climatólogos aprecian tres sub-etapas: 1910-1944, ascenso térmico; 1945-1977, ligero descenso; 1978-1998, años cálidos. Esto no evita que hubiera anualidades con episodios de fríos extremos pero podemos considerarlos más una excepción que una tónica general. Más comunes son las olas de calor como en España que desde 1950 ha sufrido 84 olas si incluimos también a Canarias.

(Fuente: Wiquipedia)

 

La centuria actual ha confirmado el cambio climático por lo que respecta al ascenso térmico. A mismo tiempo vemos fenómenos violentos como fuertes huracanes y tifones o prolongadas sequías en África e inundaciones en otros lugares.

(Fuente: Wiquipedia)

Una mayor irradiación solar podría estar en este nuevo calentamiento a diferencia de la Pequeña Edad del Hielo. Los episodios volcánicos han sido de menor intensidad y más espaciados en el tiempo. Pero como indicábamos en líneas anteriores el factor humano parece decisivo en nuestros años con acciones como la expulsión de CO2 a la atmósfera, contaminantes de otras industrias y grandes incendios en el Amazonas, África y Siberia, principalmente. Por otra parte, fenómenos como El Niño o la Oscilación del Atlántico Norte han seguido mostrando su influencia en la climatología del Planeta. Ofrecemos un dato muy explícito del calentamiento global, en 2020 la temperatura media de la Tierra ha sido 1,2º superior a los siglos anteriores a 1850, es decir, a la etapa pre-industrial. ¿Qué nos deparará el futuro próximo?.

(Fuente: Wiquipedia)

 

EJEMPLOS AMERICANOS

El continente americano se extiende de polo a polo, está bañado por cuatro océanos y en las costas del Perú se forma periódicamente el fenómeno de El Niño, uno de los motores del cambio climático en toda la Tierra. Diversas civilizaciones han desarrollado sus actividades económicas y culturales afectadas en algún momento por los vaivenes atmosféricos. El tema es extenso y ofreceremos en un futuro próximo un artículo referido a este amplio espacio. Dejamos ahora unos ejemplos clarificadores de la influencia y adaptación a estos importantes cambios.

California. Nuevo México

El Occidente de los EE.UU. es una zona muy sensible a los cambios climáticos. Mientras en Europa el Período Cálido Medieval daba sus frutos en la expansión agrícola, el Oeste americano sufría prolongadas sequías. California fue un ejemplo claro de sequedad entre el 900 y el 1250 d. C.

Las causas climáticas serían de diverso índole. En palabras de Brian Fagan: “Las grandes sequías ocurrieron porque la corriente en chorro que sopla en invierno sobre la zona Noreste del Pacífico, con la consececuente sucesión de tormentas, permaneció al Norte de California y la Gran Cuenca.” A ello habría que añadir los fenómenos del calentamiento de las aguas del Oceano en el Sureste, El Niño, y su contrapartida, La Niña, que trae tiempo seco y frío.

Los indios de estos lugares se adaptaron a los cambios diversificando los productos que les alimentaban con un elemento base, la bellota, de alto contenido en hidratos de carbono, pero también proteína, y de fácil conservación una vez molida y tostada. Pero si la sequía se mantenía por muchos años, este sistema no alcanzaba para que las comunidades indígenas sobrevivieran sin problemas. La violencia entre ellas fue una consecuencia fatal del cambio y la escasez. También lo fue la agrupación en tribus más amplias para una mejor defensa y una mejor búsqueda de alimentos. Los colectivos próximos al mar acudieron a él para buscar nuevas fuentes de proteínas: moluscos como la oreja de mar y mar adentro, tiburones y atunes. Otro problema de la sequía era la escasez de agua potable que comportaban luchas por su control y enfermedades como la disentería.

En Nuevo México, en el cañón del río Chaco y otros curso fluviales se establecieron durante cientos de años los indios-pueblo dedicados a una agricultura diversa que les hizo prosperar. Pero la sequía también les golpeó con fuerza a partir del 1100. En un entorno de escasez de agua su adaptación fue el movimiento de sus habitantes, es decir, la emigración a zonas menos castigadas por los cambios climáticos.

(Restos de Indios Pueblo. Fuente: Invdes.com.mx. https://invdes.com.mx/ciencia-ms/los-indios-pueblo-ligaron-geometria-y-arquitectura-sin-saber-escribir/)

Aztecas

Las variables climáticas en el Mundo azteca están en estudio pero queremos señalar aquí una técnica de cultivo que muestra la gran adaptación a las condiciones medioambientales de este pueblo, nos referimos a las chinampas. Las chinampas eran balsas flotantes en lagos y lagunas, rellenas de tierra, para cultivar diversos productos con buenos rendimientos. Esta forma de laborear permitía resistir épocas de sequía e inundaciones. El sistema provenía de los teotihuacanos y perduró en el México colonial.

Los Mayas

La península de Yucatán y tierras de Guatemala albergaron la civilización maya. En sentido amplio se desarrolla entre el 250 a. C. y el 1540 d. C. aunque su período de esplendor es el conocido como “Clásico” (250-900), período de las grandes ciudades-estado con sus impresionantes construcciones de templos, pirámides y obras públicas.

El territorio maya no dispone de grandes ríos sino que el preciado líquido llega de torrentes, cuencas, fuentes, en un clima tropical, es decir, con una estación lluviosa, verano, en la cual hay que conservar el exceso de precipitaciones para usarla en los meses de menor lluvia. Sobre estas circunstancias se produce, una vez más, el control del agua y el cereal. Este pueblo construyó embalses y sistemas de cultivo de regadío como la “milpa” que ofrecía varias cosechas al año de maíz y judías. Esta alimentación se complementaba con otras plantas y la explotación de los bosques. Así funcionaban las ciudades-estado, no formaron un gran imperio, que competían entre sí. Socialmente se estructuraban en una clase dominante de nobles y sacerdotes que dirigían y controlaban los recursos, y los estratos inferiores de campesinos. La captura de prisioneros con sacrificios humanos formaban parte de unos complejos rituales religiosos encaminados a mantener estas estructuras.

(Ciudad maya de Tikal. Fuente: Características. https://www.caracteristicas.co/civilizacion-maya/)

Las prolongadas sequías que hemos visto en California y Nuevo México llegaron con fuerza a estas tierras en torno al 900, aunque se habían manifestado periodos secos en el siglo anterior. Las escasez de agua, los desórdenes sociales ante la falta de recursos, la competencia entre ciudades, fueron causas directas del colapso maya. La adaptación de las comunidades indígenas fue la recolocación en pequeñas unidades para una mejor subsistencia, únicamente quedó alguna ciudad ya lejos de su anterior desarrollo como Chichen-Itzá. A la llegada de los españoles a principios de siglo XVI, esta civilización mesoamericana había quedado reducida a su mínima expresión.

Sudamérica

Las culturas sudamericanas fueron de gran variedad y con cronologías duraderas. Antes del desarrollo del Imperio Inca y contemporáneo al mismo se desarrollaron civilizaciones a un lado y otro de los Andes. La proximidad al Pacífico de estas zonas provoca que sean sensibles a los fenómenos de El Niño y la Oscilación Decadal de este océano. Daremos tres ejemplos.

Los nazcas, próximos a la costa Sur del Perú, se manifestaron entre el siglo I y VI d. C. Construyeron una compleja red de recogida de aguas procedente de las montañas  para su abastecimiento y labores agrícolas. A partir del 700 la civilización de los geoglifos se desmorona y desaparece. Largas sequías acabaron con sus medios de subsistencia además de ser atacados por otros pueblos que también sufrían los vaivenes del clima.

Mochicas y chimús.  La cultura mochica o Moche se sitúa en la costa Norte y Centro de Perú (siglos II – VII d. C.). Una combinación de agricultura de regadío con las aguas de las montañas del Este, pesca y comercio fueron sus rasgos económicos básicos. En el apogeo de su poder tuvieron una actitud imperialista con poblaciones cercanas. En torno a la segunda mitad del siglo VI los estragos climáticos, relacionados con El Niño, se dejan sentir en estas latitudes. Prolongadas sequías alternadas con lluvias torrenciales que arrasaban estructuras agrícolas provocaron su decadencia. Las revueltas sociales contra las élites dominantes, ante la merma de recursos, acabaron con esta floreciente cultura.

Los sucesores de los mochicas fueron los lambayeques en el extremo Norte de la costa peruana, y sobre todo los chimús. La cultura de Chimor se expande entre los siglos X y XV, en las antiguas tierras de los mochicas, aprovechando de forma eficiente los cultivos de regadío, la pesca y el comercio con los pueblos de los Andes. Aunque se integraron en el entramado inca mantuvieron unos rasgos diferenciales. Desde las montañas llegaban ocas, patatas y otras plantas ricas en hidratos de carbono y desde la costa fluía el pescado y algas secas, fuentes de yodo para los habitantes montañeses. El marisco y el boquerón eran los productos más explotados en las aguas marinas. Tenemos un sistema que ya desarrollaron antes los mochicas pero que los chimús perfeccionaron permitiéndoles así resistir con más posibilidades de éxito los embates de El Niño.

Mapa general de las culturas sudamericanas antes de la colonización incaica. Fuente: http://www.am-sur.com/am-sur/peru/gs/Campos/04_kulturen-ESP.html)

Hablemos muy brevemente de los incas. Este entramado de pueblos formó un extenso imperio en las montañas de los Andes con amplias influencias en otras civilizaciones del Sur de América (1438-1534). Su perfecta adaptación con cultivos en terrazas les hizo invulnerables a los cambios climáticos ya que siempre disponían del agua que llegaba de las cumbres. El sistema citado necesitaba de pocas cantidades de del mencionado líquido, que además se aprovechaba ladera abajo. En épocas de calentamiento y por lo tanto de derretimiento de las nieves, los excesos de agua fluían hacia las corrientes de los valles.

(Templo inca de Machu Pichu. Fuente: Boleto Machu Picchu. https://www.boletomachupicchu.com/templos-machu-picchu-peru/)

ENTRE DOS CONTINENTES. LA ISLA DE PASCUA

La isla de Pascua representa un ejemplo paradigmático de una sociedad desde sus inicios, su desarrollo y su práctica desaparición, sin injerencias externas. La llegada de los polinésicos sobre el siglo IV d. C. dio lugar a la cultura de Rapa Nui. El crecimiento de población y la sobreexplotación de recursos, entre los que se encuentra la tala de árboles, pusieron a sus habitantes en el camino del colapso. Cambios climáticos relacionados con la Pequeña Edad de Hielo vinieron a agravar la situación. Edwar Davis, pirata inglés, habla de ella en 1686 y en 1722 los holandeses llegan a la isla. Para entonces apenas quedan poco más de 2000 indígenas en clara decadencia.

Dedicaremos un próximo artículo a esta apasionante cultura, ahora hemos dejado constancia del impacto medioambiental sobre este territorio.

(Moais en la Isla de Pascua. Fuente: La Vanguardia. https://www.lavanguardia.com/ocio/viajes/20210209/6231677/vuelta-isla-pascua-7-moais.html)

ESPAÑA. EL MEDITERRÁNEO OCCIDENTAL

Los territorios que conforman España han sido citados en diversas ocasiones a lo largo del artículo. El clima de nuestro país se inscribe, en el Oeste y Sur de Europa, el Mediterráneo y la importante influencia de la Oscilación del Atlántico Norte entre otras circunstancias. Nos referimos a la Península Ibérica, islas Baleares y Ceuta y Melilla. Las Canarias se mueven en parámetros subtropicales con gran influencia oceánica

En los últimos años se han desarrollado investigaciones sobre el fenómeno conocido como Oscilación del Mediterráneo Occidental (WeMO). Este concepto incide especialmente en episodios de lluvias copiosas y torrenciales en el Este de España. Las diferentes investigaciones han permitido ver la variabilidad y alternancia de épocas húmedas y secas en los últimos 1000 años. Recogemos aquí la siguiente cita textual: “Dos estudios recientes llevados a cabo por un grupo de investigadores del Centro de Investigación de Biodiversidad y Clima (BiK-F), del CSIC, de la Universidad de Granada, de la Universidad Autónoma de Barcelona y del Instituto Real de Holanda para la Investigación Marina (NIOZ), han aportado evidencias adicionales acerca de la variabilidad climática en la región más occidental del Mediterráneo durante el último milenio hasta el presente. Los sedimentos marinos analizados a muy alta resolución han permitido identificar una alternancia de períodos cálidos/fríos y áridos/húmedos a escalas centenales, en respuesta a variaciones en la irradiación solar y a la fuerza relativa y dirección de los vientos del oeste que transportan humedad a Europa desde el océano Atlántico (Oscilación del Atlántico Norte, NAO)”[13]

(Oscilación del Mediterráneo occidental. Fuente: https://meteoglosario.aemet.es/es/termino/341_oscilacion-del-mediterraneo-occidental-wemo)

REFLEXIONES FINALES

El cambio climático es un hecho irrefutable en los años que vivimos. La dirección en la que camina dicho cambio no es unánime entre los científicos. Para unos vamos a un calentamiento, para otros a nueva edad de hielo. La influencia del hombre tampoco crea consensos aunque la opinión de los eruditos se decanta progresivamente hacia la nociva mano humana en el medio ambiente.

A lo largo de este artículo se ha comprobado que los vaivenes del clima son una tónica constante en la Historia. Concluimos que el cambio está provocado hasta mediados del siglo XIX por fenómenos naturales y desde esa fecha se añade la intervención del homo sapiens. Las adaptaciones  de las sociedades a los cambiantes hechos meteorológicos son numerosas: movimientos de población, caída y reorganización de estructuras políticas, nuevas formas de agricultura, ganadería, pesca, navegación, formación de nuevas comunidades frente a la desarticulación de otras son formas de resiliencia ante los embates de una naturaleza que en muchos momentos se tornaba cambiante e impredecible. Pero también hemos visto como el clima puede ser un aliado y no un enemigo a la hora del desarrollo de grandes zonas impulsando su crecimiento.

El hombre aún con todos los avances de que dispone en la actualidad no puede combatir los cambios naturales pero sí mitigar los provocados por su existencia en el planeta. Es una cuestión que atañe a todos los gobiernos y a todas las instituciones internacionales. Un acuerdo global es necesario y urgente antes de que la situación se vuelva irreversible. La Unión Europea ha llegado al acuerdo de reducir un 55% las emisiones de gases invernaderos para el 2030. Pero el conjunto del viejo continente sólo representa, en el total de emisiones del Mundo, el 8%, es decir, que a nivel total representa un escuálido 4%. Se hace necesario el compromiso de grandes países como Estados Unidos, Japón, Rusia, China, Brasil y la India. A mismo tiempo es imprescindible la paralización de la tala de selva en el Amazonas y otros lugares así como prevenir los grandes incendios. Frente a ello se hace necesaria la repoblación de millones de árboles en de todos los continentes. Otro problema de urgente solución se refiere a los plásticos. Los océanos están sufriendo esta plaga humana y pueden interferir en la regulación climática de estas grandes masas de agua además del daño producido a su fauna.

El cambio climático natural no se puede evitar pero sí podemos prepararnos para que sus efectos sean del menor impacto para las sociedades de la Tierra. Sabemos que toda catástrofe golpea siempre y con más fuerza a las clases más desfavorecidas, a los países pobres o en vías desarrollo, por lo tanto se hace más necesaria que nunca la colaboración entre ellos y los Estados más avanzados.

Cada ámbito científico, social, político, puede y debe ir en esa dirección. Desde la Historia hemos querido contribuir modestamente al conocimiento del problema del cambio climático del pasado con este artículo. Seguiremos en esta línea.

APÉNDICE I. LOS MOTORES DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Una serie de factores permiten la vida en la Tierra con unos determinados ecosistemas dirigidos por diversos climas. La distancia de nuestro planeta al Sol, la existencia de un satélite como es la Luna y los movimientos de rotación y traslación de nuestro Mundo están en esos factores del desarrollo de la vida. Definiremos a continuación aquellos conceptos más importantes que formulan los climas y sus cambios.

La actividad solar. La radiación del Sol que llega a la Tierra es variable aunque esta variación es muy pequeña. Se relaciona con las tormentas y manchas del astro rey y la actividad magnética. A menos manchas solares, menor irradiación y por lo tanto menor cantidad de calor que llega desde el exterior. Existen ciclos de 11 a 22 años donde esa irradiación varía y puede afectar al clima, sin embargo su escasa amplitud hace que la mayoría de científicos consideran casi nula su influencia. Pero otros ciclos, llamados de Gleissberg (72 a 83 años), sí serían importantes para el cambio como el mínimo de Maunder (1645-1715) que provocó la etapa más fría de la Pequeña Edad de Hielo.

Órbita de la Tierra. Los movimientos de nuestro planeta sobre sí mismo y alrededor del Sol afectan a la distribución y cantidad de luz solar que llega a la Tierra. Como estos movimientos no son uniformes se producen cambios en el clima. Ahora bien, son cambios a muy largo plazo útiles para las glaciaciones o las últimas edades de hielo. Milutin Milankovitch (1879-1958), astrónomo, geofísico y matemático serbio, estableció tres tipos de variaciones:

Excentricidad: cambios en la forma de la órbita de la Tierra alrededor del Sol.

Oblicuidad: Inclinación de la Tierra sobre su eje. A mayor inclinación mayor irradiación para el Hemisferio Norte y menor para el Sur.

Precesión: bamboleo del movimiento de rotación de la Tierra.

(Variaciones de los movimientos de la Tierra. Fuente: http://earthobservatory.nasa.gov/Features/Paleoclimatology_Evidence/)

Interacción océanos-Atmósfera. La Tierra está cubierta en un 70% por el agua de los océanos que absorbe gran cantidad de calor del Sol. Gran parte de ese calor es devuelto a la atmósfera en forma de vapor influyendo directamente en el clima. Un ejemplo de esta influencia sería el fenómeno de El Niño.

Corrientes océanicas y marinas. Movimientos horizontales del agua marina provocados por la rotación de la Tierra, su traslación alrededor del Sol, la configuración de los continentes, el viento, las diferencias de densidad y las mareas. Se consideran unas grandes reguladoras del clima.

Grandes corrientes océanicas. Fuente: https://www.geoenciclopedia.com/corrientes-oceanicas/

Corrientes marinas superficials. Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Corriente_marina

 

Vulcanismo. La actividad volcánica emite grandes cantidades de ceniza y diversos compuestos a la atmósfera llegando en algunos momentos a reducir sensiblemente la radiación solar. Los períodos de la Historia con muchas erupciones de grandes volcanes han sufrido décadas de enfriamiento y variabilidad climática.

Intervención humana. La influencia de las actividades humanas se ha convertido en un factor determinante en el cambio climático contemporáneo. El actual calentamiento coincide con la expansión de la Revolución Industrial desde el siglo XIX y la consiguiente emanación a la atmósfera de gases invernadero como el CO2. La tala masiva de bosques y los incendios coadyuvan a dicho cambio. Diversos organismos internacionales se reúnen periódicamente para frenar esta influencia nociva en el medio ambiente pero sus resultados no mitigan, por el momento, los estragos en el Planeta.

APÉNDICE II- FENÓMENOS LOCALES

Explicamos a continuación aquellos fenómenos locales del clima que hemos citado o que se producen en algunas de las zonas referidas en este artículo, es decir no están definidos en su totalidad.

OAN (Oscilación del Atlántico Norte). Se refiere a la relación entre las altas presiones de las Azores y las bajas presiones de Islandia. Su disposición a mayor o menor latitud así como sus medidas en milibares influyen en el paso de borrascas húmedas al Norte de Europa o hacia el Sur provocando lluvias a su paso. Igualmente su posición permite o evita la entrada en nuestro continente de masas de aire polar o siberiano. Su influencia llega hasta zonas de Oriente Próximo. Relacionado con este fenómeno se encuentran las altas presiones que se encuentran entre Groenlandia y Escandinavia. Los factores que mueven esta oscilación son principalmente la temperatura de las aguas del océano, la corriente cálida o templada del Golfo y la inmersión de grandes cantidades de agua salada en torno a la referida Groenlandia.

El Niño u oscilación del Sur. Este fenómeno se produce por el calentamiento de las aguas del Pacífico Este en las costas de Perú y Ecuador. Llega en Navidad y su nombre va asociado al nacimiento de Cristo y la corriente del Niño que también llega al Norte de Perú en esas fechas. La interacción con la atmósfera provoca cambios en gran parte de los climas terrestres con grandes sequías en unos lugares e inundaciones en otros, siendo uno de los factores más potentes del cambio climático. Los ciclos de su aparición son variables (entre 3 y 5 años o entre 7 y 10 años…), al igual que su intensidad. Entre las explicaciones más aceptadas sobre su formación se habla de la relación entre las altas y bajas presiones en los extremos del mencionado océano y los vientos alisios de la zona. El fenómeno contrario, es decir el fuerte enfriamiento de esas aguas se denomina La Niña.

Ecotonos. Zonas donde limitan dos ecosistemas. En términos climáticos y referidos a Europa nos referimos al límite entre masas cálidas del Sur y frías del Norte. Un ecotono en latitudes altas favorece el clima benigno y estable como sucedió en el Período Cálido Medieval.

Zona de convergencia intertropical. Los territorios situados en torno a los trópicos tienen una estación seca y otra lluviosa. Esta oscilación viene producida por el desplazamiento de la humedad del Ecuador al ser impulsada desde la convergencia de los vientos alisios del NE. y SE. El fenómeno de El Niño influye poderosamente en esta zona desviando la convergencia hacia el Pacífico y reduciendo las lluvias en el Atlántico y los márgenes del Sur del Sahara.

Oscilación decadal del Pacífico. Fluctuaciones persistentes en ciclos de 20 o 30 años de fases frías y cálidas en la zona ecuatorial del Este del Pacífico. Tiene gran influencia en las lluvias si va asociado al fenómeno de El Niño. Podría ser responsable de las fuertes sequías que se producen al Oeste de América del Norte.

Los monzones. Movimientos estacionales de aire. En verano estos vientos húmedos soplan de Sur a Norte, desde la zona ecuatorial, en Asia meridional provocando grandes episodios de lluvias intensas. Igualmente descargan gran cantidad de precipitaciones en las montañas de Etiopía, en el nacimiento del Nilo Azul dando lugar a sus crecidas anuales. Vientos monzónicos se observan en otras zonas del Mundo.

Corriente en chorro (Jet Stream). Grandes corrientes de aire en altura, de Oeste a Este, a una velocidad de entre 150 y 450 kilómetros por hora. Se observan una corriente polar (60º de latitud) y una subtropical (30º de latitud) en cada uno de los hemisferios terrestres. Influyen en el sistema de altas y bajas presiones.

Oscilación del Mediterráneo occidental (WeMO). Ver apartado de España.

BIBLIOGRAFÍA SELECCIONADA

Ofrecemos una bibliografía básica de los principales autores sobre Historia del clima. Citamos obras traducidas al español o escritas directamente en esta lengua. En dicha bibliografía se pueden encontrar numerosas publicaciones en otros idiomas.

Las primeras investigaciones en profundidad sobre el clima en la Historia vinieron de HUBERT LAMB (1913-1997), historiador y meteorólogo inglés, en los años 50 y 60 del siglo pasado, una época donde no se tenía en cuenta el clima como factor importante en la Historia y no se conocían los datos que ahora tenemos. Aunque erró en algunas cuestiones, gran parte de sus conclusiones son válidas en nuestros días.

Otro pionero en la cuestión que nos ocupa fue ENMANUEL LE ROY LADURIE, historiador francés de la escuela de Annales que utiliza el clima como un elemento esencial en la Historia de Europa:

Historia del clima desde el año 1000, Fondo de cultura económica, México-Madrid, 1990.

Historia humana y comparada del clima, Fondo de cultura económica/Conacyt, México, 2017

BRIAN FAGAN, arqueólogo, antropólogo y profesor inglés en los EE.UU., es posiblemente el mayor investigador y divulgador de la influencia del clima en la Historia del siglo XXI. En sus libros se puede encontrar una numerosa bibliografía. Anotamos a continuación sus principales publicaciones:

El largo verano. De la era glacial a nuestros días, Gedisa, Barcelona, 2007.

El gran calentamiento. Cómo influyó el cambio climático en el apogeo y caída de las civilizaciones, Gedisa, Barcelona, 2009.

La corriente de El Niño y el destino de las civilizaciones. Inundaciones, hambrunas y emperadores, Gedisa, Barcelona, 2010.

La pequeña edad del hielo. Cómo el clima afectó a la historia de Europa. 1300-1850, Gedisa, Barcelona, 2014.

KYLE HARPER, profesor del departamento de Clásicas y Letras de la Universidad de Oklahoma, ha realizado una interesante investigación sobre el Mundo romano relacionando epidemias y episodios climáticos ofreciendo numerosos datos para demostrar sus teorías:

El fatal destino de Roma. Cambio climático y enfermedad en el fin de un imperio, Crítica, Barcelona, 2019.

Citamos otros autores en lengua española que han publicado diversas síntesis:

GARCÍA CODRÓN, J.C., Un clima para la historia. Una historia para el clima, Universidad de Santander, Santander, 1996.

FERRERAS FERNÁNDEZ,.C., Historia del clima mediterráneo, Región de Murcia, Consejería de Agricultura y Agua, Murcia, 2005.

ACOT, P., Historia del clima. Desde el Big Bang a las catástrofes climáticas, Editorial El Ateneo, Buenos Aires, 2005.

URIARTE, A., Historia del clima en la Tierra, Gobierno vasco, Vitoria, 2003.

Dedicamos ahora un apartado a las investigaciones realizadas en España. J. M. FONTANA TARRATS, profesor de la Universidad de Barcelona,  fue el primero en dedicarse a ellas en unos tiempos muy difíciles y nos dejó varios manuscritos inéditos:

.Historia del clima de Cataluña, 1976.

Quince siglos de clima andaluz, 1977.

Historia del clima de la Meseta. Entre el cardo y la rosa, 1977.

            –Historia del Clima del Finis-Terrae gallego, 1977

INOCENCIO FONT TULLOT, meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional, se ocupó de la impronta del clima en España desde épocas tempranas. Entre sus publicaciones cabe destacar:

Historia del Clima en España. Cambios Climáticos y sus causas. Instituto Nacional de Meteorología, Madrid, 1988

En la actualidad cabe citar las investigaciones llevadas a cabo en la Universidad de Barcelona por el profesor MARIANO BARRIENDOS VALLVÉ del departamento de Historia Moderna, experto en análisis histórico del clima en España. Ha realizado numerosos trabajos, algunos de ellos en colaboración con otros autores como L. GÓMEZ, J.C. PEÑA, C. LLASAT, J. MARTIN VIDE Y R. RODRÍGUEZ. Destacamos las siguientes publicaciones:

El clima histórico de Cataluña. Aproximación a sus características generales (ss. XV-XIX), Tesis Doctoral inédita, Universidad de Barcelona, 1994.

La climatología histórica en el marco geográfico de la antigua monarquía española, en Scripta Nova. Revista electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, num., 53, 1999.

La gran labor realizada desde la Universidad de Alicante por el profesor de Historia Moderna ARMANDO ALBEROLA ROMÁ está dando sus frutos en numerosas publicaciones. Reseñamos una de sus obras donde se puede encontrar una extensa bibliografía del profesor y otros autores:

Los cambios climáticos. La pequeña Edad del Hielo en España, Cátedra, Madrid, 2014.

 

[1] RUBIO RUIZ, D., Epidemias y pandemias en la Antigüedad. Una síntesis divulgativa. En Historiadors de Catalunya. https://www.historiadors.cat/historia/2020/05/epidemias-y-pandemias-en-la-antiguedad-sintesis-divulgativa/.  Primer artículo sobre la serie, publicado el 8 de Mayo de 2020.

[2] El artículo está basado en las últimas publicaciones sobre el tema que reflejamos en la bibliografía y notas a pie de página. La división en periodos climáticos se produce de forma más exacta desde el Óptimo Climático Romano. El profesor Armando Alberola Romá nos ofrece una clasificación por etapas climáticas en la obra que reseñamos en la citada bibliografía, páginas 17-19.

[3] La influencia del hombre sobre el medio ambiente ha motivado a diversos autores a hablar de un nuevo período geológico, el antropoceno, denominación que hace referencia a la intervención humana en la flora y la fauna terrestres: desforestaciones, desecación de zonas pantanosas, interacción en ríos…

[4] En los lugares donde nacen estas urbes ya existían poblados más pequeños,  encontramos alguna proto.ciudad o incluso alguna ciudad amurallada  en parajes muy concretos como Jericó en el actual Israel o Uruk en Mesopotamia.

[5] El artículo que desarrollamos adolece de un cierto eurocentrismo sin olvidar zonas de Asia. Un mayor número de estudios de estas partes del Globo nos mueve a ello. No obstante, hablaremos en otro momento de los avances en climatología histórica respecto a zonas de América u otros lugares.

[6] Las causas climáticas, prolongadas sequías por la variabilidad monzónica, han sido estudiadas en los sedimentos de polvo del Mal Rojo y el Golfo de Omán. Un equipo de la Universidad de Oxford ha llegado a las mismas conclusiones tras las investigaciones de las estalagmitas de las cuevas Gol-e-Zard en los montes Elburz (Irán). Cilindros de hielo extraídos de la cima del Kilimanjaro o en los Andes reflejan una capa oscura, polvo o tierra, de hace 4.200 años, datos que indicarían que la sequía podría haber acaecido a nivel mundial.

[7] Los datos de estas investigaciones pueden seguirse en la bibliografía de Brian Fagan que relacionamos al final del artículo.

[8] Seguimos aquí la periodización de Kyle Harper (Ver bibliografía)

[9] Las consecuencia de los movimientos de estos pueblos se puede seguir  en: HEATER, Peter, Emperadores y Bárbaros. El primer milenio de la Historia de Europa, Crítica, Barcelona, 2010. Para el período que va del siglo V al VIII es muy útil: SOTO CHICA, José, Imperios i Bárbaros. La guerra en la Edad Oscura, Desperta Ferro Ediciones, Madrid, 2019.

[10] Seguimos en este artículo la denominación de Hubert Lamb que recoge Brian Fagan (ver bibliografía). Éste autor habla también de “El gran calentamiento”.

[11] Edward Walter Maunder (1851-1928).  Astrónomo inglés estudioso del Sol, especialmente su magnetismo y actividad.

[12] No hemos entrado en el siglo XIX, cuando acaba la Pequeña Edad del Hielo, pero dejamos constancia de este suceso al tratar el cultivo de la patata.

[13] NIETO-MORENO, V. Condiciones climáticas en el Mediterráneo occidental durante el último milenio, UABDIVULGA, 07/2013. https://www.uab.cat/web/detalle-noticia/condiciones-climaticas-en-el-mediterraneo-occidental-durante-el-ultimo-milenio-1345680342040.html?articleId=1345658088870.

Las Leyes de Indias

 

Las Leyes de Indias

Las Leyes de Indias que consiste en el ordenamiento jurídico que rigió en la América hispana durante prácticamente trescientos años tuvo su primera disposición real en Barcelona el 29 de mayo de 1493, esto es concretamente el momento en que apenas regresó Colón de las Indias a la Península donde se dictan instrucciones por parte de los Reyes Católicos para que “procure y haga el dicho Almirante que todos los que en ella van y más fueren de aquí en adelante, traten muy bien y amorosamente a los dichos indios, sin que les hagan enojo alguno y procurando que tengan los unos con los otros mucha conversación y familiaridad, haciéndose las mejores obras que se pueda”.

Leyes de Indias
Asimismo las “leyes nuevamente hechas para el buen tratamiento y conservación de
los indios” que fue un conjunto normativo decisivo para el futuro de aquel continente se
promulgaron por el emperador Carlos V en Barcelona el 20 de noviembre del año 1542 así
como otras instrucciones sobre las encomiendas y corregimientos en el año 1529
comprobamos que la capital catalana acogió las decisiones regias que afectaban a América con cierta asiduidad.

Por Julio Henche

Pueden adquirir este interesante libro sobre las Leyes de Indias de Julio Henche en:

 

NO TODO SE PERDIÓ EN CUBA (primera parte). LOS TRES COMBATES NAVALES DE CÁRDENAS

NO TODO SE PERDIÓ EN CUBA (primera parte). LOS TRES COMBATES NAVALES DE CÁRDENAS

         Quizás un cierto desconocimiento de la historia nos hace tener la percepción de que en el mar, la guerra de Cuba se limitó a la derrota de la escuadra española mandada por el almirante Pascual Cervera, cuando salió de Santiago el 3 de julio de 1898. Pero la realidad de lo que aconteció durante aquel año, es que la Armada española con un potencial extremadamente inferior a la potente US Navy, encadenó una serie de victorias de menor escala, hasta el fatídico desenlace de la desigual la batalla naval de Santiago de Cuba.

         La historiografía militar ha demostrado que en muchas guerras, como por ejemplo la Guerra de Secesión Americana de 1861 a 1865, el bando que finalmente resulta perdedor de la contienda, al inicio de la misma y durante su desarrollo inicial, es capaz de desencadenar un rosario de victorias consecutivas, que se trunca con una campaña final desfavorable como pasó en Gettysburg y finalmente en Appommatox.

         Algo similar aconteció en la guerra hispano-estadounidense de 1898, con los enfrentamientos navales de Cárdenas y Cienfuegos en Cuba, y el de Manzanillo en Puerto Rico, en los que los barcos españoles con una potencia de fuego muy inferior, y una obsoleta artillería de costa, infligieron graves daños a los flamantes barcos de guerra norteamericanos, que tuvieron que batirse en retirada para evitar ser destruidos.

         Todos sabemos que el detonante de la guerra de Cuba fue la explosión del acorazado Maine, en la bahía de La Habana el 15 de febrero de 1898, que había llegado sin previo aviso a las autoridades portuarias españolas, como medio intimidatorio prebélico; pero lo que conviene recordar es que ante esa provocación, el gobierno español ordenó al crucero acorazado Vizcaya, uno de los más potentes de la Armada española, capitaneado por Antonio Eulate y Fery, fondear durante unos días en la bahía de Nueva York, exhibiendo sus cañones de proa y popa de 280 milímetros que causaron temor entre la población.

Artillería Principal del Crucero Acorazado Vizcaya

         Estados Unidos declaró la guerra a España el 25 de abril de 1898, y antes de esa fecha varias escuadrillas norteamericanas ya estaban navegando alrededor de Cuba, para proceder a una intervención inmediata después de la declaración de guerra, imponiendo un bloqueo naval a la isla. Al declararse la guerra para evitar ser atacados, los barcos españoles se refugiaron en los puertos más cercanos para ser rearmados y abastecidos, y esto es lo que hicieron la Alerta y la Ligera, dos sencillas lanchas cañoneras a vapor de fabricación británica, que se habían incorporado a la flota de ultramar hacía tan solo tres años. Tenían un desplazamiento de 40 toneladas y estaban equipadas cada una de ellas con un solo cañón de proa de 42 milímetros, y una tripulación de veinte hombres. Les acompañaba el remolcador Antonio López de 68 toneladas -que pertenecía a la Compañía Transatlántica y que debía su nombre a su propietario Antonio López y López, Marqués de Comillas- que entraron en el puerto de Cárdenas que estaba cerca de Matanzas. Para dotarle de capacidad destructiva, el remolcador fue armado con un cañón de 57 milímetros. La labor de esos tres barcos era la de vigilancia patrullera de la costa, y evidentemente no estaban concebidos para entablar combate con una escuadrilla de barcos de guerra enemigos.

Cañonera Ligera

Ese mismo día se divisó navegando por la zona al crucero cañonero norteamericano Wilmington de 1.397 toneladas, 77 metros de eslora, 16 cañones y una dotación de 175 hombres, que iba escoltado por el remolcador Hudson dotado de dos cañones, y los torpederos Winslow y Foote, estos dos últimos idénticos de la misma clase, con 142 toneladas de desplazamiento, tres piezas de artillería y 22 hombres de tripulación, que triplicaban en peso y en armamento a cualquiera de las cañoneras españolas, y con sus 42 metros de eslora las doblaba en longitud. Pero esa inferioridad no asustó al comandante de la Ligera, el teniente de navío Antonio Pérez Rendón y Sánchez -natural de Medina Sidonia como el almirante Pascual Cervera- que salió de puerto en solitario para entablar combate con los torpederos. Cuando desde la cubierta del Foote el teniente de navío William Rodgers -que con el paso del tiempo llegó a ser un prestigioso vicealmirante director del Colegio Naval- vio que se acercaba contra él la amenazadora cañonera española, ordenó abrir fuego con setenta disparos de los que sólo uno acertó en la cubierta de la Ligera con escasas consecuencias. Simultáneamente con una puntería mucho más precisa, la Ligera respondió con diez disparos causando importantes daños en la sala de máquinas del Foote, inutilizando uno de sus dos motores, que le obligaron retirarse para evitar ser hundido.

USS Wilmington

Es importante destacar que en los enfrentamientos navales, constituye un hecho insólito que un buque de menor categoría pueda dejar fuera de combate a uno de mayor tonelaje, y probablemente por ello la censura militar norteamericana impuso que no se redactase ningún informe oficial sobre este episodio. Al contar tan solo con la versión española que no pudo identificar el nombre del torpedero, no se pudo llegar a saber si la Ligera entabló combate con el USS Foote o con su hermano gemelo el USS Cushing. Por esta acción del 25 de abril de 1898 al teniente de navío Antonio Pérez Rendón se le otorgó la Cruz Naval de María Cristina.

Después de poner en fuga al torpedero Foote, la lancha cañonera Ligera volvió victoriosa al puerto de Cárdenas para reagruparse con su hermana Alerta y el Antonio López, formando una fuerza exigua comparada con los barcos que acudieron a la zona exterior de puerto: una flota compuesta por los cañoneros  Wilmington, el también cañonero Castine de 1.196 toneladas, 62 metros de eslora, equipado con 12 cañones y una dotación de 154 hombres, el Machias de 1.177 toneladas, 62 metros de eslora, 16 cañones y 154 hombres, el destructor torpedero Winslow que era muy parecido al Floote, de 142 toneladas, 49 metros de eslora, tres cañones y 20 hombres de tripulación, el también torpedero Ericsson de 120 toneladas, 45 metros de eslora, 4 cañones y 22 hombres, y el Hudson que era un remolcador del puerto de Nueva York reconvertido en torpedero de 128 toneladas.

El episodio de la Ligera y del Foote no fue el único que aconteció en las aguas de Cárdenas, ya que fue un barco civil de Compañía Transatlántica, el remolcador Antonio López al que se le había instalado improvisadamente un cañón como dijimos anteriormente, el que iba a protagonizar una nueva acción tan victoriosa como humillante para el enemigo.

        Transcurridos trece días de la declaración de guerra, viendo que el bloqueo se prolongaba y convencidos de su aplastante superioridad, los barcos norteamericanos decidieron penetrar en el puerto, enviando al Castine escoltado por el Ericsson para comprobar qué barcos españoles se encontraban en la amplia ensenada del puerto de Cárdenas. Cuando entraron el Antonio López estaba situado en un lugar llamado el Canalizo de las Monas, donde apenas se percibía su presencia, mientras que desde allí se divisaba toda la bahía. Cuando el carguero español tuvo a tiro a los barcos americanos abrió fuego contra ellos, y éstos al no saber de dónde procedían las detonaciones, decidieron enseguida abandonar la bahía para buscar la seguridad de las aguas profundas.

Ese mismo día 11 de mayo, guiados por un práctico nativo que les indicó que aprovechasen la subida de la marea para entrar por el canal de Cayo Chalupas, penetraron en la bahía el Winslow y el Hudson que eran sus barcos de menor calado, y el Machías que permaneció detrás. Al verlos entrar las dos lanchas cañoneras españolas buscaron aguas poco profundas en la bahía de Cárdenas, donde los barcos americanos de mayor calado no podían acercarse a ellas. El remolcador artillado Antonio López que era más pesado, y que estaba anclado en la bahía, se dirigió a los muelles del puerto por si era necesario evacuar a la tripulación, porque era inviable en aquel momento que con su único cañón se enfrentase a los tres barcos de guerra norteamericanos. Su comandante era el alférez de navío Domingo Montes Regueiferos.

Cuando ya habían penetrado en la bahía y al ver la retirada de las dos lanchas y del remolcador, el capitán del Wilmington, Chapman Todd en funciones de comodoro por dirigir a la flota norteamericana, ordenó al teniente de fragata John Bernadou del torpedero Winslow, comprobar si habían minas en el interior de la bahía, pero al finalizar esa tarea asegurándose que no había ninguna, al situarse a unos tres mil metros de la ciudad, divisaron al Antonio López que identificaron en apariencia como un pequeño vapor gris amarrado junto al muelle. Cuando informó de ello al comodoro Todd, éste le dio la orden de acercarse para poder determinar si se trataba o no de un buque de guerra enemigo. Al efecto a las 13,35 horas el Winslow se situó a unos 1.500 metros de su objetivo, divisando que empezaba a salir humo blanco de su chimenea, que era un indicativo inequívoco de que el barco español se ponía en movimiento, ya fuese para intentar huir o para plantar cara al torpedero americano. Inmediatamente el Winslow empezó a disparar sus cañones contra el Antonio López. Se produjo un duelo artillero en el que el barco americano disparaba incesantemente pero con más premura que acierto, aún así el barco español sufrió el impacto de dos proyectiles, uno que incendió el guardarropa del comandante y otro que hirió a un fogonero. Por su parte el teniente de navío Domingo Montes con gran templanza se centró en perfilar la precisión del tiro de su único cañón contra el barco enemigo, ordenando abrir fuego a las 13,40 horas a una distancia de 1.250 metros. El primer proyectil impactó de lleno en el Winslow destruyendo su equipo de vapor y su transmisión de dirección manual. La tripulación trató de montar algún tipo de equipo de dirección auxiliar mientras intentaban mantener el barco aproado hacia el Antonio López  para seguir disparando con su cañón delantero, y para ofrecer menos objetivo al enemigo español, pero durante esa desesperada maniobra un segundo disparo impactó de lleno en la parte superior de la cabina de gobierno del Winslow, y un fragmento hirió en el muslo al teniente de fragata Bernadou que era el capitán de la nave. Durante el combate murieron cuatro marineros, resultando heridos muy graves otros cuatro.

Al divisar desde el Hudson los daños sufridos por el Winslow, gozando del fuego de cobertura del Wilmington que era el buque más grande de los norteamericanos, acudió en su ayuda para evacuar a la tripulación, mientras disparaba contra el Antonio López, y éste respondía incesante con su único cañón de 57 milímetros, que al ser de tiro rápido ofrecía a los norteamericanos las falsa percepción de que les estaban disparando por todas partes, por lo que de una forma iracunda e imprecisa desde el Wilmington y desde el Hudson empezaron a bombardear la ciudad de Cárdenas, que estaba defendida por una unidad de infantería de marina y algunos voluntarios movilizados, esperando destruir las inexistentes baterías ocultas desde las que creían que les disparaban. Pero mientras esto ocurría los disparos del Antonio López causaron esta vez graves averías y numerosos heridos en el Hudson, entre ellos su segundo comandante que murió de una deflagración.

         Cuando el Hudson comenzó a remolcar a Winslow hacia el mar, un proyectil del Antonio López impactó cerca del cañón de estribor matando al alférez Worth Bagley, quien había estado ayudando a dirigir las maniobras, recibiendo instrucciones desde la cubierta de mando hasta la base de la escalera de la sala de máquinas. Bagley fue el primer oficial naval muerto en la guerra hispano-estadounidense, y en memoria de su sacrificio cuatro buques de la Armada de los Estados Unidos han llevado el nombre de USS Bagley. Al estar herido Bernadou siendo su segundo el alférez Bagley, tuvo que ceder el mando de la nave al jefe artillero George Brady.

Tampoco se libró el imponente Wilmington con sus 16 cañones, sus 212 hombres de dotación y sus casi 77 metros de eslora, que recibió dos impactos directos del barco enano español, viéndose obligado a retirarse, al igual que el Hudson con cuatro impactos, remolcando al Winslow prácticamente destrozado. Realmente el espectáculo que ofrecieron los tres barcos de guerra estadounidenses saliendo de la bahía de Cárdenas, buscando en fila el amparo del mar abierto y con el Winslow remolcado, ofrecía una estampa humillante que llegó de ignominia a la potente armada estadounidense. El comandante Montes con su remolcador hizo un amago de perseguir a los barcos norteamericanos en fuga, pero se había quedado sin municiones no pudiendo completar su hazaña infringiendo más daños, por lo que ordenó volver a puerto sin bajas y con algunos heridos, para reparar pequeñas averías.

Bombardeo de Cárdenas

Este enfrentamiento duró dos horas y veinte minutos, y tras esta derrota los norteamericanos quedaron consternados, porque no podían llegar a comprender que un barco civil que se asemejaba a un pesquero, rearmado con un solo cañón, podía haber dejado fuera de combate a un destructor torpedero de 142 toneladas dotado de tres cañones, causando daños importantes en otros dos buques también de superior tamaño. Los daños sufridos por el Winslow fueron tan considerables que la Armada estadounidense se vio obligada a darlo de baja. El almirantazgo para justificar la humillante derrota de su flotilla se acogió a la falsa percepción de poderosas baterías ocultas en la costa, y esta misma versión fue utilizada por la prensa americana para justificar la derrota, cuando lo cierto es que en Cárdenas no había baterías de costa.

El sorprendente éxito obtenido por el carguero Antonio López se atribuye sin ningún género de dudas a su cañón Nordenfelt de tiro rápido, que le permitió mantener una endemoniada cadencia de tiro hasta que se quedó sin munición. Después de esta amarga experiencia los buques americanos se retiraron y no volvieron a atacar el puerto de Cárdenas durante la guerra.

            Por esta sublime hazaña de derrotar el 11 de mayo de 1898 a tres barcos de guerra enemigos, con un remolcador provisto de un solo canón, al alférez de navío Domingo Montes Regueiferos fue condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando de segunda clase, y en 1908 fue ascendido a teniente de navío. Por su parte el jefe artillero George Brady, junto con el jefe de máquinas Hans Johnsen y el maquinista jefe Thomas  Cooney, todos del Winslow, recibieron la Medalla de Honor de Congreso de los Estados Unidos.

        Juan Carlos Segura Just

        Teniente del Ejército de Tierra

La crisis de un estado ( I ): Lucio Cornelio Sila, un breve comentario.

La crisis de un estado ( I ): Lucio Cornelio Sila, un breve comentario.

Sin duda alguna estamos ante una de las figuras históricas más controvertidas de la historia de la República Romana tardía. Sila es un personaje complejo que muchos historiadores tildaron de “dictador sanguinario”, un error común pues los textos para referirnos a él son: Plutarco y Apiano, unos autores clásicos que le profesaban mucha estima.

Este personaje es vital para el devenir de la historia romana, y para que entendamos los conflictos internos que asolaron al estado romano republicano. Partimos de la base de que Roma tenía una grave crisis de las instituciones de la República Romana, problemas socioeconómicos, culturales y militares. Este caldo de cultivo creó un terreno propicio para la inestabilidad política de Roma; desde finales del siglo III a.C estos problemas se harían cada vez más acuciantes hasta que se convirtieron en problemas graves. El Senado, la institución de gobierno por excelencia estuvo en todo momento más preocupada por la división interna que había surgido entre la nobilitas que en solventar los problemas que estaban aquejando a la plebe, una plebe cada vez más empobrecida a causa de la guerra y de la mala repartición de las tierras del estado (ager publicus). También vemos a una élite romana muy individualizada que buscaba sus propios intereses, dejando de lado la unidad en las instituciones, creando así una inestabilidad política sin precedentes para Roma y fuente de conflictos.

Es en este contexto en el cual Sila desarrollará una carrera política y militar. Este miembro de la élite romana llegó al poder absoluto tras un cursus honorum que muchos tildaron de sangriento. Él fue quien puso fin con la Guerra Social (91-87 a.C) que enfrentó a romanos contra sus aliados itálicos por a adquisición de la ciudadanía romana. Más tarde marcharía por primera con un ejército armado contra Roma para reclamar sus derechos. Este último hecho, es una gran transgresión pues vulneraba la sacralidad de una tradición que dictaba que ningún ejército romano podía marchar sobre Roma; esta es una de las mayores vulneraciones que a partir de Sila otros también harán, incluso en época imperial. Al mismo tiempo estalló la guerra contra Mitrídates VI rey del Ponto (90-85 a.C). Después de vencer al rey póntico, Sila volvió a Roma de nuevo para acabar con la guerra civil que estaba asolando la república.

Figura 2. Legionarios romanos del siglo I a.C. Autor: Andrey Karashchuk.

Con toda esta maraña de conflictos, que se superponen los unos a los otros entramos en la materia de la violencia. Hasta la fecha la política de castigo a los rivales políticos y las ejecuciones ejemplares cambiarán para siempre a raíz de la Guerra Social, un conflicto donde se ponen en práctica castigos duros para acabar con la rebelión. Una violencia por otro lado consentida por el estado y por el conjunto de la ciudadanía romana. El mismo tema se puede extrapolar a la Primera Guerra Civil Romana (88-81 a.C), cuando esta finaliza, Sila lleva a cabo una política de persecución sistemática de sus rivales políticos llevándose a cabo las famosas proscripciones en las cuales se incautaban las propiedades y los bienes de aquellos que Sila consideró enemigos.

He aquí la cuestión ¿era necesario un castigo tan duro a los rivales políticos? Podríamos decir que fue desproporcionado, pero también cabe señalar que la república necesitaba un reformador y estabilidad y durante unos años Sila fue capaz de hacerlo. Es por ello que quizás, el personaje tan denostado como lo fue Sila consiguió durante unos años con su dictadura calmar las aguas y reformar la república. Algo que cuando consiguió se retiró a la paz de su villa.

 

Como conclusión final hemos de decir que Sila se alzó como un dictador por el Senado romano, un senado que por otra parte era afín a él y a la facción de los optimates, pero esto no resta importancia a su labor como un intento de reformar un estado que estaba quebrado por dentro y metido de lleno en un período de transición. Sus reformas no duraron demasiado y tan solo casi treinta años después, Roma estaría de nuevo asolada por otra guerra civil. La inestabilidad del estado romano era a causa de sus problemas internos y de que ya no era una ciudad-estado que controlaba unas pocas regiones, estamos hablando de que Roma era en aquel momento la potencia de la época. Esta expansión ayudó a esos conflictos internos, y no sería hasta la época de Augusto que se puso fin a un período convulso finalizando la crisis del estado republicano, el cual se transformaría con el tiempo en una monarquía.

Por: Marc Conesa Castellano – 29 Enero, 2021

 

Si VICENS VIVES LEVANTARA LA CABEZA … El manual de Bachillerato para Cataluña de la Editorial Vicens Vives. Parte 2

Si VICENS VIVES LEVANTARA LA CABEZA … El manual de Bachillerato para Cataluña de la Editorial Vicens Vives. Parte 2

  1. Un estado catalán liberal-democrático y una España confederal en el siglo XVIII.

 

A pesar de que el curriculum para la selectividad catalana comienza en 1875, el manual dedica su primer tema a La Catalunya del segle XVIII. De lo cual, cabe deducir una trascendencia especial a los hechos que va a describir, la cual justificaría que se excedan los límites cronológicos asignados.

La qüestió successòria. La mort de Carles II l’1 de novembre de 1700 va significar l’extinció de la dinastia dels Habsburg hispànics i l’obertura d’un plet successori que va mobilitzar les cancelleries europees. Els candidats a ocupar el tron pels seus vincles familiars, eren Felip d’Anjou, nét de Lluís XIV de França i de la princesa española Maria Teresa d’Àustria, i l’arxiduc Carles d’Habsburg, fill de l’emperador d’Àustria. El testament del rei Carles II designava com a successor el candidat Borbó, que va ser proclamat rei el 1701, amb el nom de Felip V” (pg 2)

Se habla de “la qüestió sucessòria” y de dos candidatos: Felipe de Anjou y Carlos de Habsburgo. Se reconoce que Felipe fue designado sucesor en el testamento de Carlos II, pero no se sacan las consecuencias de este hecho: Felipe era el rey legítimo. Y ello con independencia de las presiones que la monarquía francesa hubiera efectuado previamente para conseguir este resultado. Por el contrario, se habla de “els candidats a ocupar el tron”, poniéndolos en pie de igualdad en cuanto a legitimidad.

Se informa que Felipe de Borbón fue proclamado rey en 1701, pero se oculta que fue así mismo reconocido como rey por las Cortes catalanas ese mismo año.

 

Se afirma que “Castella es va mostrar fidel a Felip V. En canvi, a la Corona d’Aragó, especialmente a València i a Catalunya, el suport al candidat austríac hi va ser molt majoritari” (pg. 2). En realidad, había también numerosos partidarios felipistas en la Corona de Aragón y austracistas en Castilla. En Cataluña, importantes territorios y ciudades eran felipistas:  Cervera, Manlleu, Castellterçol, el Valle de Arán, Berga y Camprodón, entre muchos otros. De hecho, fue una auténtica guerra civil catalana. Pero los autores del libro prefieren las contraposiciones drásticas (Cataluña/España, Aragón/Castilla), tan caras al nacionalismo catalán, en lugar de una visión matizada, más ajustada a la realidad. No se olvidan de señalar que “l’enfrontament entre els dos candidats al tron va derivar en una guerra civil” (pg 2; española, se entiende), eludiendo que también supuso una guerra civil en Cataluña: felipistas (botiflers) contra austracistas (vigatans) https://cronicaglobal.elespanol.com/pensamiento/historias-cataluna/botiflers-traidores-patria_115124_102.html Para los autores, “Els anomenats vigatans (…) l’any 1705 van signar el Pacte de Gènova, que significà l’entrada de Catalunya a la guerra al costat dels austracistes” (pg 4). Sin valorar que, en primer lugar, el Pacto de Génova no fue firmado por representantes de ninguna institución catalana sino por nobles rebeldes; ni, por otro lado, la permanencia de una mayoría de catalanes fieles a Felipe V y la subsiguiente guerra civil entre catalanes de ambos bandos. Pues el Pacto de Génova convirtió a una Cataluña en paz hasta el momento en uno de los teatros más duros de la Guerra de Sucesión, como señala Oscar Uceda https://www.puertadebrandemburgo.com/2013/11/y-dios-no-permitio-1705-el-pacto-de.html.

 

Inicialment, Catalunya va acollir Felip V sense que es manifestés cap mena d’hostilitat. El rei va convocar de manera inmediata les Corts Catalanes, que es van reunir el 12 d’octubre de 1701 i el 14 de gener de 1702. Va expresar la seva voluntad d’acceptar l’ordenament constitucional català, probablemente perquè a l’inici del seu regnat no podía adoptar una actitud d’enfrontament amb els regnes integrants de la seva monarquia” (pg. 4). En realidad, lo que sucedió fue que el rey legítimo fue aclamado por las Cortes catalanas, que le juraron fidelidad, todo lo cual es ocultado por el manual. Como también se silencia que el rey permaneció más de medio año en Barcelona https://www.researchgate.net/publication/28133069_Felipe_V_en_Barcelona_un_futuro_sin_futuro.

Moneda de 1705 acuñada en Barcelona. Felipe V rey de España. Anverso.
Moneda de 1705 acuñada en Barcelona. Felipe V rey de España. Reverso.

En justa correspondencia, el rey Felipe V juró las constituciones catalanas. Dichas constituciones, en plural, no tienen nada que ver con la ley fundamental de un Estado liberal o democrático, con su correspondiente declaración de derechos ciudadanos. No existe este concepto antes de las revoluciones americana (1776) y francesa (1789). En realidad, dichas constituciones catalanas, como explica el historiador Jesús Lainz, no son más que normas de todo tipo (procesales, civiles, penales, tributarias, comerciales) de aplicación en todo el Principado y dictadas por el rey con la aprobación de las Cortes. Eran de rango superior a otras fuentes legales como los capítols, los actes de cort, los usatges, los privilegis o las pragmàtiques https://www.libertaddigital.com/cultura/historia/2017-10-20/jesus-lainz-el-juramento-de-felipe-v-que-felipe-v-nunca-juro-83476 . Sin embargo, el manual habla de l’ordenament constitucional català, dando a entender que se trataba de una constitución liberal-democrática en sentido contemporáneo, algo absurdo a todas luces, ya que estamos hablando de una sociedad de Antiguo Régimen.

Las Cortes catalanas, por otro lado, eran estamentales –brazos eclesiástico, militar y real–, como las de toda la Europa del Antiguo Régimen, no se trataba de un Parlamento democrático electo. Pero el manual no aclara estas cuestiones, fomentando una confusión interesada, en línea con las fantasías históricas del nacionalismo catalán. Por otro lado, el manual también insinúa aviesas intenciones en Felipe V con respecto a Cataluña, que no pudo materializar durante su larga estancia en Barcelona por causas de puro cálculo político, en contra de sus íntimos deseos (Va expresar la seva voluntad d’acceptar l’ordenament constitucional català, probablemente perquè a l’inici del seu regnat no podía adoptar una actitud d’enfrontament amb els regnes integrants de la seva monarquia).  La realidad, ocultada por el manual, insistimos, es que el Rey juró las constituciones catalanas y las Cortes le juraron fidelidad. Posteriormente, una parte de los súbditos catalanes -los llamados vigatans– se rebelaron, siendo considerados perjuros por Felipe V, por lo cual éste se sintió exonerado de su propio juramento cuando la guerra finalizó. El resultado fueron los Decretos de Nueva Planta, resultado inevitable de la traición de los vigatans. Sin dicha traición, Cataluña hubiera seguido con sus constituciones de Antiguo Régimen, igual que continuaron con sus fueros y privilegios tanto vascos como navarros, que permanecieron fieles al rey borbón en todo momento.  Aunque, curiosamente, son los partidarios catalanes del rey legítimo Felipe V -los llamados botiflers– los que cargan el sambenito de traidores para la historiografía catalanista.

Ermita de San Sebastián en Vic, donde tuvo lugar la primera reunión de los “vigatans”

El manual explica así el cambio de bando de “un bon nombre de catalans”:

El creixent sentiment antiborbònic, l’actuació del nou virrei, Fernández de Velasco, que va violar reiteradament les constitucions de Catalunya, d’una banda, i la decisió de Felip V d’obligar els camperols a allotjar les tropes i a pagar forts impostos, de l’altra, van ser els factors que van portar les institucions del Principat a donar suport a l’arxiduc Carles, un príncep aparentment més respectuós amb el marc confederal de la monarquía.” (pg. 4)

El manual no se molesta en dar ningún ejemplo de las “reiteradas violaciones de las constituciones de Cataluña” por el virrey Velasco, personaje que ha sido utilizado como chivo expiatorio por buena parte de la historiografía catalanista. Ciertamente, mostró una exacerbada desconfianza hacia los catalanes -temiendo una rebelión- que los hechos posteriores demostrarían fundada, como se señala en el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia http://dbe.rah.es/biografias/9428/francisco-antonio-de-velasco-tovar-y-de-la-torre  .

Y en lo que se refiere a la decisió de Felip V d’obligar els camperols a allotjar les tropes i a pagar forts impostos, hay que decir que la historiografía científica señaló hace tiempo que los costes militares afrontados por los estados europeos desde los siglos XV al XVIII estaban muy por encima de sus posibilidades financieras. Por consiguiente, la norma en todos los ejércitos europeos era que los campesinos tuvieran que proporcionar alojamiento, comida y forraje a los soldados, a cambio de una pequeña compensación económica, en el mejor de los casos. Los abusos eran habituales, hasta el punto que el historiador John Lynch habla de “ejércitos depredadores”. En el caso de la Guerra de Sucesión en Cataluña, ambos bandos obligaron a los campesinos a alojar tropas y cometieron abusos: Incendios de poblaciones, saqueos, pillaje, asesinatos, violaciones. Pero posiblemente fue el bando austracista quien más destacó en este sentido. Las unidades de miqueletes, al servicio del archiduque Carlos, no eran unidades regulares y no se les asignaban víveres, por lo cual vivían sistemáticamente sobre el terreno y eran una pesadilla para los campesinos catalanes.   La ciudad de Cervera, de fidelidad felipista, fue saqueada brutalmente durante 4 días con el propósito específico de darle un castigo ejemplar https://www.historiadors.cat/historia/moderna/2018/03/terrorismo-militar-austracista-en-cataluna-durante-la-guerra-de-sucesion/ .

La ciudad de Cervera en un grabado del siglo XVIII

En cuanto al marc confederal de la monarquía española, es un delirio histórico del nacionalismo catalán, inventado en el s. XIX por Antonio Bofarull y Brocà (1821 – 1892), que habló por primera vez de una fantasmal Confederación catalano-aragonesa medieval. Bofarull fue director del Archivo de la Corona de Aragón y autor de falsificaciones de documentación histórica que fueron descubiertas por el gran historiador medievalista Antonio Ubieto en los años 80 del pasado siglo https://www.elmundo.es/la-aventura-de-la-historia/2015/09/21/56000616ca4741391d8b45ad.html.

Antonio Bofarull y Brocà, «padre» del concepto confederación catalano-aragonesa

Hablar de confederación de estados en la Edad Media o la Edad Moderna -concepto absolutamente anacrónico, que sólo utilizan autores en la órbita del catalanismo- desacredita completamente al manual desde el punto de vista de la Historia científica y sólo se entiende por el objetivo de inculcar a toda costa la mitología catalanista en el alumnado.

SR. POSTIUS (JXC): LA MANIPULACIÓN HISTÓRICA Y POLÍTICA CON INDÍBIL Y MANDONIO

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SR. POSTIUS (JXC): LA MANIPULACIÓN HISTÓRICA Y POLÍTICA CON INDÍBIL Y MANDONIO

El Sr. Postius nos habla de historia en su último artículo dominical en el diario Segre, «Indíbil y Mandonio: restauración del “Grito de independencia «. La primera parte del escrito nos ofrece datos históricos sobre los personajes homenajeados en el grupo escultórico. Personajes que vivieron en época protohistórica en la Península Ibérica, sin fronteras, que lucharon frente a potencias exteriores como los cartagineses o los romanos. Los datos expuestos son correctos, así como el proyecto de restauración que se llevará a cabo en Barcelona.

Estatua de Indívil y Mandonio
Estatua de Indívil y Mandonio del escultor Medardo Sanmartí de 1884. Esta escultura representaba a Istolacio e Indortes. La copia en bronce actual es de 1946 y se sustituyeron los nombres.

La segunda parte del artículo es un complejo de manipulaciones dialécticas, relacionando estos hechos del pasado con eventos actuales, como los intentos de acabar con el régimen constitucional democrático en Cataluña en 2017 por parte de las fuerzas independentistas. Esta manipulación empieza literalmente así: «El Grito de Independencia que representan Indíbil y Mandonio no es ajeno a la historia reciente de nuestra ciudad. No es necesario retrotraerse mucho en el tiempo para rememorar el grito de independencia que tronó en Poniente el día 1 de octubre de 2017 «.

Comparar la situación, los pueblos, la geopolítica, la sociedad del siglo III antes de Cristo con la actual no tiene ningún sentido. Además es un insulto para los ciudadanos catalanes que vivimos ahora hacer estos símiles, independentistas incluidos. El 2017 no vimos en Cataluña ejércitos venidos de otros lugares a conquistar nada, ni una población armada oponiéndose a los invasores. Esto tan obvio es el hilo argumental, en sentido contrario, del Sr. Postius. El 1 de octubre de 2017 se produjo en las tierras de Lleida, como en el resto de Cataluña, un falso referéndum que no tenía ninguna legitimidad en España ni fuera de nuestro Estado democrático, tal como manifestó, antes y después, la Comisión de Venecia. Ningún organismo internacional apoyó esta farsa contra un miembro de la Unión Europea, donde sus instituciones apoyaron a nuestro Gobierno legítimo. Los líderes independentistas prometieron lo que sabían que no podrían cumplir, violentaron el Estatuto, la Constitución y todas las normas democráticas en los plenos del Parlamento de los días 6 y 7 de Septiembre de aquel 2017. Convocaron ilegalmente un falso referéndum donde, tal como y declaró el Mayor Trapero en el Tribunal Supremo, se podrían dar actos de violencia, y así lo trasladó a finales de Septiembre al entonces presidente Puigdemont. Ninguna verosimilitud histórica con lo que pasó hace muchos siglos en nuestra región. Pero este artículo que escribe un modesto profesor de historia quiere también, Sr. Postius, ir más allá de la mera crítica. Si usted quiere homenajear a gente de las Tierras de Lleida o del resto de Cataluña, desde la vertiente histórica, le daré algunos ejemplos que puede llevar a su consistorio para hacer un grupo escultórico, una placa, un monumento.

Los payeses de Remença, en el siglo XV, lucharon por sus derechos y libertades frente a los señores feudales, cuando la Generalidad de Cataluña ya estaba constituida. Esta lucha hizo posible la Sentencia de Guadalupe por la que el rey católico Fernando II reconoce las reivindicaciones de los referidos campesinos. ¿No quedaría bien una escultura recordando esta lucha?

Guerra Remensa

En 1640, una vez más, los campesinos que sufrían los saqueos de sus propiedades por parte de los soldados del rey Felipe IV, acantonadas en Cataluña para proteger las fronteras del Principado de los franceses, se rebelaron y exigirán a las autoridades soluciones a sus problemas. Estas autoridades se encomendaron al rey francés Luis XIII el cual ocupó Cataluña emprendiendo una guerra que duró 12 años hasta que el rey español recuperó el territorio.

Poco año después, en 1687, los agricultores de muchos lugares se levantaron en la llamada y olvidada Guerra de los Gorretes para reivindicar, frente las autoridades catalanas, una mejora de sus condiciones de vida. ¿Un grupo escultórico por estos valientes, Sr. Postius ?

A principios del siglo XVIII nuestros antepasados ​​sufrieron una guerra civil por dos dinastías, Austracistas y Borbones. Una guerra emprendida por parte de las autoridades de Barcelona que traicionando el juramento de Felipe V en favor de los privilegios del Principado en 1701, se levantaron y obligaron a levantarse en los pueblos por el pretendiente, el Archiduque Carlos, tras bombardear éste la ciudad Condal. Los estragos de las tropas y otros cuerpos como los miqueletes hicieron posible la casi desaparición de algunas villas como Alcoletge, mi pueblo de residencia. ¿Algún reconocimiento por esta gente, indistintamente del bando en el que les tocó vivir? Busque Sr. Postius quien dijo y a quién iban dirigidas estos gritos: «¡Viva el Rey y muera el mal Gobierno!», «Viva el rey y las calzas de estopa». Lo mismo podrían decir de la invasión francesa en 1808 o las guerras carlistas del siglo XIX, pero acabaré con dos situaciones más cercanas a nuestros días.

En abril de 1938 las tropas franquistas ocupan la margen derecha del río Segre en la provincia de Lleida, en este momento se forma el Frente del Segre que se mantuvo hasta principios del 1939. Con la derrota republicana de la Batalla del Ebro, el referido Frente se convirtió en una de las últimas resistencias para evitar la victoria final del fascismo, desgraciadamente no se pudo salvar a la República española. ¿Para cuándo un gran monumento por los soldados del Frente del Segre? En estos momentos de crisis hemos de luchar por la protección de todas las clases trabajadoras, las clases medias, los colectivos desfavorecidos… Los agricultores son un gran activo de las tierras de Lleida. Luchemos, sin demagogia, por unos precios más justos y unas mejoras de las condiciones de trabajo, también por los temporeros de la recogida de fruta. Mantenernos en la U.E. es una garantía de mejora. Una vez más a lo largo de la historia los agricultores necesitan de la buena labor de los políticos sin manipulaciones de ningún tipo. Los agricultores de ahora no son los de la época de Indivil y Mandonio pero si el Gobierno de la Generalitat se dedicara a hacer bien su tarea, en colaboración con el Gobierno de España, sin dilapidar recursos hacia un “proceso” que sólo ha traído problemas, fuga de empresas y enfrentamientos, toda la sociedad tendría un futuro más esperanzador, los agricultores y todos los ciudadanos de Cataluña. Ni manipulaciones históricas, ni manipulaciones políticas.

DANIEL RUBIO RUIZ, Profesor-tutor de Historia Económica en la UNED (CERVERA)

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